Las primeras marcas de maquillaje apuestan por nombres como Orgasm (orgasmo, en inglés), de Nars, es el rubor más vendido de la marca, y otros éxitos de la compañía incluyen los productos Blush Deep Throat (garganta profunda) y el lápiz labial Sex Machine (máquina sexual), según el diario La Nación.
En una nota publicada en el diario El País, el creador de la compañía, Francois Nars, comentaba: “El maquillaje es sensual y ayuda a ligar. Me parecía natural usar su campo léxico; además, me permite dotar al objeto de una identidad”.
En la industria, además, confiesan que no sólo se trata de hacer caja sino de dirigir la conversación en las redes sociales, por eso desde las compañías de cosméticos buscan que determinadas palabras se conviertan en trending topic y, de esta manera, viralizar el producto.
Sin embargo, el mensaje cómplice puede fallar, y en lugar de adhesión generar rechazo. Fue lo que sucedió en el 2010, por ejemplo, cuando MAC bautizó a uno de sus esmaltes de moda con el nombre de Juárez, la ciudad mexicana que tiene el récord de femenicidios más altos de ese país.
Y las mismas redes sociales se encargaron de denostarlo. Un juego de márketing nada sexy, por cierto. Ofensivo, de mal gusto. What’s in a name? Me quedo con Romeo y Julieta.
- La autora es periodista de La Nación y escribe sus experiencias junto a Evangelina Himitian en el blog Deseo Consumido, en Twitter, Facebook e Instagram_