Si se ha mantenido durante varios años en un mismo puesto de trabajo, sin aportar un valor adicional, limitándose a efectuar funciones y tareas rutinarias, más vale que reaccione a tiempo si no quiere ser despedido sin previo aviso.
Cuando los profesionales llegan a un puesto de trabajo determinado, en donde encuentran cierta comodidad, no deben creer que han encontrado el “trabajo para toda la vida”. Precisamente, para conservarlo, es clave entregarle un plus a la organización y no caer en las garras de la autocomplacencia.
Cada vez son más las empresas que buscan profesionales capaces de otorgar valor agregado, que quede manifestado en resultados concretos. La antiguedad del empleado no es un factor determinante para su avance en el escalafón.
Por tanto, los colaboradores deben evitar que su actitud los lleve a una etapa otoñal en sus carreras. La falta de motivación para emprender cosas nuevas en el trabajo conllevan a un retraso importante en la vida profesional.
“La gente que se niega a correr riesgos vive con una sensación de vértigo insuperable, mucho más dolorosa que la que experimentaría si afrontara su temor. El problema es que esto último, ¡no lo sabe!”, dice Manuel Chapado, socio de Isavia, al portal Expansión.com.
Quienes deciden apoltronarse en un puesto de trabajo sólo sobreviven, mantienen una sensación de comodidad y la desmotivación se hace notar. Esta en manos de estas personas asumir nuevos retos para escapar del letargo.