Cuando un trabajador busca una nueva oportunidad dentro de un área específica para la cual se requiere cierto grado de especialización, analice si -finalmente- dicha persona posee el nivel de conocimiento necesario para ingresar al referido terreno.
Aunque se trate del empleado ‘estrella’ del departamento X, ello no le garantiza que demuestre un alto desempeño en el área Y, a menos que ambos departamentos requieran habilidades, competencias y conocimientos similares. El entusiasmo de aprender puede ser un factor importante, pero de tratarse de proyectos arriesgados, ello no será suficiente.
Es indispensable conocer los puntos débiles de los trabajadores, así como sus fortalezas, esa información le permitirá al empresario delegar nuevas responsabilidades y apostar por el ingreso del colaborador en un área donde pueda potenciar sus capacidades.
¿Cuántas veces ha aceptado una oferta sin pensarlo detenidamente, por temor a que algo mejor podría no llegar? Las consecuencias de apostar inmediatamente por lo primero que se asoma podrían ser desagradables. Este es otro motivo por el que decir ‘No’ debe ser una de las palabras favoritas del empresario. Aceptar una nueva oportunidad de manera desesperada no es una decisión inteligente.
Aprender a aceptar el riesgo y tolerar la incertidumbre es un aspecto clave de ser un empresario exitoso. Por ello, es importante saber qué oportunidades tomar y cuáles no. Sin duda, se darán otras ofertas mejores en el futuro. La primera en aparecer no siempre rendirá buenos frutos.
“No” también puede ser una buena respuesta cuando el empresario busca avanzar en su propia causa. Asumir retos en torno a un nuevo negocio puede requerir el hecho de prescindir del equipo “de siempre”. Existen situaciones en las que perseguir las propias metas implica la necesidad de renunciar a otros elementos. “No” puede convertirse, en este sentido, una palabra clave.