(Bloomberg).- Las mujeres están subrepresentadas en los puestos de liderazgo por múltiples razones: se las cataloga como menos competentes que los hombres, no son tan agresivas y prevalece la idea de que no pueden liderar y ocuparse de su familia al mismo tiempo. Ahora, investigaciones de la Escuela de Negocios de Harvard agregan otra razón a la lista: las mujeres no ocupan puestos de liderazgo porque no quieren esos cargos tanto como los hombres.
El trabajo, publicado en The Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), analiza nueve estudios llevados a cabo en diversos grupos de alto desempeño. En conjunto, las investigaciones marcan que las mujeres valoran el poder menos que los hombres y tratan de explicar el fenómeno.
En uno de los estudios, llevado a cabo entre 650 graduados recientes de maestrías en administración de empresas, los investigadores pidieron a los participantes que indicaran el nivel de su puesto actual en la industria, su puesto ideal y el puesto más alto que podrían alcanzar de manera realista. Las mujeres no dudaron de que podían “alcanzar de manera realista” el mismo nivel de éxito que los hombres pero mencionaron puestos ideales más bajos.
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Otro de los estudios contribuye a explicar esa conclusión al sugerir que las mujeres establecen asociaciones más negativas que los hombres con el poder. “Las mujeres esperan que los puestos de alto nivel estén acompañados de menos estrés, carga, conflictos y concesiones difíciles”, dijo Alison Wood Brooks, coautora del trabajo y profesora adjunta de administración de empresas de Harvard.
Una de las explicaciones de por qué el poder estresa a las mujeres es que tienen menos tiempo para alcanzar una cantidad más grande de metas. En otro de los nueve estudios, los investigadores les pidieron a unos 800 trabajadores adultos que clasificaran sus objetivos, definidos como “cosas que ocupan sus pensamientos de manera habitual, cosas que les importan mucho o cosas que motivan su comportamiento y sus decisiones”. Las mujeres encuestadas no solo mencionaron más metas sino que además un menor porcentaje de esas metas se relacionaba con lograr poder.
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“En este momento, es probable que las mujeres tengan más metas en la vida porque tratar de cumplir objetivos profesionales y familiares simultáneamente es un concepto relativamente nuevo para ellas”, añadió Brooks. En otras palabras, las mujeres se inclinan más a tenerlo todo que los hombres, quienes incluyeron menos metas personales, lo que significa hacer concesiones en algún área.
“Espero que estas conclusiones lleven a las personas y los gerentes a preguntar [a los trabajadores cuáles son sus preferencias]”, dijo Francesca Gino, otra coautora del trabajo. “Puede que a algunas mujeres les importe mucho el poder, a otras no. Puede que algunas vean demasiados aspectos negativos. En el caso de las mujeres de esta última categoría, expresarse podría llevarlas a detectar oportunidades que eliminen algunos de esos aspectos negativos”.