El éxito profesional viene con una pesada carga: encontrar el equilibro entre el trabajo y la vida personal. Esta última, entendida por muchos como el llevar una vida de pareja hasta formar una familia, puede ser el inicio de un conflicto eterno con nuestra carrera o sobrepasarla. ¿Habrá un punto medio?
“Luego de años de observar luchas individuales para lograr un balance entre el trabajo y la vida personal, he llegado a la conclusión de que el obstáculo más grande son las imágenes artificiales de la perfección”, dijo Rosabeth Moss Kanter, catedrática de la Escuela de Negocios de Harvard en su blog del Harvard Business Review.
Con esto, la autora indicó que “es posible tenerlo todo, pero no será todo perfecto”. Para ejemplificar esta frase, comparó a dos mujeres exitosas y cómo priorizaron cada parte de sus vidas.
Anne-Marie Slaughter, la primera mujer en a la cabeza del Departamento de Estado de EE.UU., renunció a su puesto y declaró públicamente que las mujeres simplemente “no pueden tenerlo todo”. Eligió regresar a la enseñanza y a atender a sus hijos adolescentes, ya que su trabajo la obligaba a viajar entre Washington y New Jersey.
Por otro lado, Sheryl Sandberg, cuya carrera como jefe de operaciones de Facebook es presumiblemente igual de exigente, ha hecho numerosas presentaciones públicas animando a mujeres jóvenes a tener altas aspiraciones y encontrar un trabajo antes de que tengan hijos, para que entonces puedan mantenerlo mientras forman una familia.
Libre de culpas
La propuesta de Sandberg funciona como una zona libre de culpa donde la gente tiene más opciones y no convierte el sacrificar una cosa por la otra en una montaña de obstáculos. Los sacrificios, en este caso, implican dejar de lado esas imágenes de perfección que Moss señaló al inicio.
“Los líderes que conozco y que han logrado integrar su vida familiar y laboral de una manera particularmente feliz han elegido pasar por alto algunas cosas para concentrarse en lo que es más importante”, explicó la catedrática. Es cuestión de elegir las áreas en las que son excelentes e ignorar las demás.
Otro ejemplo: un ejecutivo europeo es capaz de tomar seis semanas de vacaciones en EE.UU. con su familia mientras las actividades continúan con normalidad en su empresa. “Estoy haciendo una micro-gerencia a distancia, que no siempre es la mejor solución, pero eso sucede cuando tratas de hacerlo todo”, le dijo a la autora en un e-mail.
“Hacer un giro cultural para salir de la trampa que impone la perfección también deja más tiempo libre que nos permita buscar una mejor convergencia entre el trabajo y el resto de la vida”, finalizó Moss.