(Bloomberg) Moishe Mana llegó a Nueva York procedente de Israel en la década de 1980 y convirtió su firma unipersonal de reparto en una de las mejores compañías de mudanzas y depósitos de la ciudad. Los camiones que llevan el nombre Moishe’s Moving son habituales en las calles de Manhattan.
Mana, de 59 años, tiene ahora poco que hacer en la empresa que lo transformó en poseedor de más de US$ 1,000 millones.
El hombre que afirma que alguna vez hizo frente al jefe mafioso John Gotti Jr. prefiere hablar de arte, en especial de los depósitos abandonados y las vetustas propiedades de zonas deterioradas de Nueva York, Nueva Jersey y Chicago que compró y convirtió en arte urbano y mecas culturales.
Ahora el inmigrante israelí quiere hacer lo mismo en Miami, pero en una escala mucho más ambiciosa. Se ha convertido en el mayor propietario de predios en el sector Wynwood de Miami, una zona en ascenso al norte del centro.
Propone un enorme desarrollo de torres de oficinas y residenciales para atraer compañías tecnológicas y empresas internacionales, todo ello en torno de museos, espacios de arte y estudios de danza.
Mana insiste en que concentrarse en las actividades culturales lo diferencia del típico desarrollador, término que rechaza casi con tanto desprecio como el que reserva para cierto constructor más conocido, Donald Trump.
“Yo no tomo un edificio y me limito a hacer apartamentos”, afirma con un marcado acento israelí. “Compré 45 edificios en dos años en Miami porque creo formas de vida alrededor de vecindarios. Mi modelo de negocio es algo diferente”.
Colección de arte
Con ese propósito, dice que experimentará en Wynwod con una solución para el problema de los artistas a los que el alza de precios margina de los vecindarios donde hay un auge inmobiliario: ahora pagarían el alquiler de pequeños apartamentos con su trabajo. Eso, por otra parte, coincide con su objetivo de acumular una colección de arte que algún día tenga más valor que sus predios.
Se estima que la fortuna de Mana asciende a US$ 1,100 millones, según el índice de Bloomberg de poseedores de más de US$ 1,000 millones, y es la primera vez que aparece en un ranking global de riqueza. En la actualidad, la mayor parte de su dinero está en bienes raíces.
Con frecuencia lleva anteojos de sol y camisetas o camisas con un par de botones desprendidos. Mana conduce un sedán Mercedes, lo cual no es gran cosa en la capital de los autos de lujo de los Estados Unidos. No cae en los excesos que su riqueza podría permitirle, dicen sus amigos.
“Podría tener un avión privado, pero nunca lo haría”, dice Eugene Lemay, su socio desde hace mucho tiempo.