(Bloomberg).- Una tarde, mientras probaba vino en una bodega del valle del Loira francés, el sommelier Patrick Cappiello vio una forma familiar en el estante de la sala de degustación, una botella de vidrio en forma de misil que parecía casi idéntica a las botellas de 40 onzas que solía beber mientras crecía en Rochester, Nueva York.
Le dio la idea de Forty Ounce Wines. “Pensé, pongamos este vino en esa botella y lo vendemos en Estados Unidos, donde la gente reconocerá la forma y se identificará con ella”.
El productor que hospedaba a Cappiello, Julien Braud, un joven viticultor de quinta generación en Domain Fief aux Dames, en el borde occidental del Loira, se quedó perplejo: ¿Por qué alguien querría poner su vino en esta botella, típicamente destinada a un dulce jugo de fruta que se vende en los supermercados de Francia?
“Me pidió que le explicara por qué quería hacer eso”, dice Cappiello, quien es el director de vinos de Rebelle en el Lower East Side y frecuentemente viaja a Francia y Europa para probar nuevas cosechas.
Como cualquier persona que necesite bebida barata y abundante, Cappiello bebió licor de malta de envases de 40 onzas (1,183 mililitros) en sus años de formación.
“Fui criado en un barrio de clase media baja en las afueras de Rochester, rodeado de skaters y hip-hop y rock punk “, dice. “Las cuarenta onzas eran siempre una gran parte de esa escena”.
Estos rincones culturales inesperados usan recipientes familiares que son más fáciles de manipular que las botellas de vino tradicionales: no hay corchos disfuncionales ni vidrio frágil.
“El objetivo de este proyecto es hacer que el vino sea más accesible”, dice Cappiello, quien contrató a su amiga Carolyn Frisch para diseñar las etiquetas inspiradas en Olde English y Mickey’s Big Mouth.
Hasta ahora se han lanzado dos vinos Forty Ounce: un blanco 2015 hecho de Muscadet y una mezcla rosada 2016 de Gamay, Merlot y Cabernet Franc. El blanco tiene una mineralogía agradable y un acabado crujiente con notas de cítricos, ostras saladas y manzana verde. “Yo lo compararía con cualquier productor Muscadet”, dice Cappiello.
El único problema es encontrar una botella para probar. A US$ 16, los vinos han creado tal revuelo en internet e Instagram que las tiendas agotaron toda la primera partida del rosado, unas 1,800 cajas, casi enseguida.
En abril, la cosecha 2016 del Loira sufrió una helada y mal tiempo, y las cantidades fueron limitadas. Otras 1,800 cajas llegarán a Estados Unidos a principios del verano boreal, pero por ahora, fíjese en Wine Searcher para saber si hay disponibilidad.
Mientras tanto, el Muscadet 2016 --una nueva cosecha-- llegará a los comercios en la primera semana de mayo en un volumen mucho mayor de alrededor de 6,000 cajas distribuidas en todo el país, desde Nueva York a Colorado y California. Y Cappiello dice que está jugando con la idea de un tinto de cuarenta onzas para fines de año.
Si no encuentra una botella de vino de cuarenta onzas para su picnic, estos son otros cuatro vinos muy portátiles, empaquetados en forma no convencional: Fouristrada Wines, From the Tank Boxed Wines, Field Recordings Canned Wine y Ramona Wine Spritzer.