Los años 80 fueron intensos para nuestro país. Nuestra sociedad no solo atravesaba una recesión económica sin precedentes, sino también toques de queda, escasez, atentados. Crecer en un país paralizado por el miedo fue casi una hazaña. A la “generación cochebomba” (como diría el título de Martín Roldán) le costó salir a flote.
La música, específicamente, el punk-rock, fue precisamente ese salvavidas al que se lanzaron muchos jóvenes. Ahí, en la contracultura, una mayoría encaró directamente al sistema con letras furiosas, acordes frenéticos y ruidosos riffs de guitarra.
“Desborde Subterráneo: contracultura juvenil 1983 – 1992” es la muestra que proyecta el MAC de Barranco hasta abril y que recoge el legado de esos jóvenes que le pusieron un ritmo predominantemente contestatario a la década.
Circuito alternativo
El título de la muestra hace también una clara alusión al Desborde Popular, de José Matos Mar. “Yo observo la escena del rock subterráneo como otro más de esos desbordes, un grupo de chicos en contra del sistema, del conservadurismo de la sociedad, de la iglesia, del Estado, la familia”, dice Fabiola Bazo, investigadora detrás de la exposición quien además acaba de lanzar un libro sobre la movida de los 80 y que recoge más de 100 testimonios.
“Nos ha tomado 30 años para reconocer la escena subte como tal”, dispara para luego hacer énfasis en que la escena constituyó una manifestación de un estado de ánimo más que un movimiento juvenil organizado.
Así, con la movida subte las expresiones superaron incluso el ámbito de la música y se expandieron hacia las artes plásticas, las artes gráficas, la antimoda. Los jóvenes generaron su propio circuito: su aparato de producción artística alternativa, sus puntos de reunión, sus medios de difusión. Los fanzines, los afiches, volantes y maquetas que integraron el discurso del hazlo tú mismo ahora podrán apreciarse en el espacio barranquino.
Presencia femenina
La muestra no obvia tampoco la presencia femenina. Maria T-ta (Patricia Roncal) fue una de las pocas vocalistas que buscó un espacio dentro de una escena predominantemente masculina.
“La igualdad de género no fue parte de la agenda anti-sistema, por eso Maria T-ta fue mal entendida, pese a que no se consideraba feminista, pero sus letras que promovían la igualdad de la mujer sobre todo en materia sexual fue ultra contestatario en ese momento”, dice Bazo. “Ella fue una punk entre los punk”, remata.