(Bloomberg) En su intervalo para almorzar en el Loop de Chicago, Erica Kelley suele pasar frente a un McDonald’s, que le hace señas para que entre con algunos productos nuevos salidos directamente de un café hipster: pollo sin antibióticos, ensaladas de col rizada y muffins de pan integral.
Puede parecer que la diseñadora de joyas de 33 años, una apasionada por el bienestar de los animales, sería una clienta natural de los nuevos Arcos Dorados más ecológicos. Pero ella sigue prefiriendo Peach & Green, un café local que publicita “alimentos completamente naturales y sanos obtenidos localmente”, como avena irlandesa sin lácteos.
“No es más que un ardid”, dijo Kelly sobre ofertas de McDonald’s como un sándwich de pollo crocante sin antibióticos con suero lácteo. “Sigue pareciéndome un asco”.
Las cadenas de comida rápida están invirtiendo millones en purgar conservantes, ingredientes artificiales y otras cosas inmencionables. Pero están aprendiendo que los locos por la salud son difíciles de convencer y que a otros clientes no parece importarles lo que pueda contener la salsa especial de McDonald’s… sea lo que sea.
Por su parte, los dietistas dicen que quizás los productos mejorados no sean tan benéficos.
Sin antibióticos
En octubre, el máximo ejecutivo de McDonald’s Corp., Steve Easterbrook, dijo a los analistas que las ventas de Chicken McNugget crecieron 10% dos meses después de un anuncio sobre alimentos limpios.
La empresa había declarado que ahora todas sus aves domésticas estaban libres de antibióticos considerados importantes para la medicina humana, lo que reduce las chances de que los llamados “superbichos” se vuelvan resistentes a los antibióticos humanos. Para el 2025, prometió McDonald’s, todos sus huevos provendrían de pollos no enjaulados.
Sin embargo, las iniciativas saludables emprendidas anteriormente por la industria fracasaron. McDonald’s informó que sus ensaladas, que fueron muy promocionadas, representan sólo de 2% a 3% de sus ventas. Wendy’s Co., la cadena de hamburgueserías, directamente eliminó sus infortunados bufés de ensaladas en el 2006.
Estos fracasos sugieren que quizás a los comensales de comida rápida no les importen mucho las opciones más saludables, según W. Douglas Evans, profesor de Prevención y Salud Comunitaria de la Universidad George Washington. “La mayoría de los que van a McDonald’s no piden ensaladas”, dijo Evans. “Probablemente sigan el mismo patrón”.
Marketing ‘engañoso’
También hay un secretito sucio sobre las opciones que suenan más limpias: suelen no serlo, según Jessica Almy, vicedirectora de Política Nutricional del Center for Science in the Public Interest, una organización sin fines de lucro. “El marketing puede ser engañoso”, dijo ella.
Piense otra vez en Erica Kelley, la diseñadora de joyas que evitaba McDonald’s. Hace poco, para almorzar en un día hábil, ella escogió Pret A Manger, propiedad de la empresa de capital privado Bridgepoint Capital, en el cual McDonald’s llegó a tener una participación del 33%.
Pret vende pollos, pavos y rosbif sin antibióticos y huevos provenientes de pollos no enjaulados. Su café es orgánico. Kelley compró una baguete de rosbif y crema de rábano picante por US$ 8.49. Podrá no tener medicamentos, pero sí 580 calorías y la mitad de la dosis diaria de sodio… más que un Big Mac.