(Bloomberg).- Una quebrada compañía de Georgia está impulsando una reactivación de la industria solar estadounidense con un juicio comercial que llegará al despacho del presidente de Estados Unidos. La disputa de Suniva Inc., que se está gestando a fuego lento, tiene una buena probabilidad de desembocar en aranceles sobre la importación, pero eso no significa que vuelva a traer empleos.
Al menos seis compañías solares asiáticas dicen que la perspectiva de barreras comerciales las lleva a evaluar la idea de abrir fábricas en EE.UU., pero probablemente estén considerando plantas muy automatizadas que no necesitarán ejércitos de trabajadores.
Técnicas avanzadas de fabricación y una producción en alza, especialmente en China, hicieron bajar los precios de los módulos solares y contribuyeron a desatar un auge global de la electricidad limpia.
Estos mismos factores influyen para que a compañías estadounidenses como Suniva les resulte difícil actualmente competir, y han transformado el panorama del empleo. Es un esquema que ya se ha visto antes en las fábricas de autos, las acerías, las minas de cobre y otras industrias, en tanto los sistemas cada vez más automatizados elevan la producción con menos trabajadores.
“Los costos más bajos en China destruyeron los empleos estadounidenses en el sector solar --eso es verdad--”, dijo en una entrevista Angelo Zino, analista en Nueva York para CFRA. “Pero aunque los aranceles obliguen a los fabricantes chinos a abrir plantas aquí, ¿eso creará una cantidad enorme de empleos locales? Probablemente no”.
Las fábricas no están localizadas donde se generan la mayoría de los empleos solares estadounidenses. La industria empleaba unas 260,000 personas el año pasado, incluidos 38,000 puestos fabriles, según la Asociación de Industrias de Energía Solar.
Solo 2,000 personas fabricaban celdas y módulos solares a comienzos del 2017, y actualmente la cifra cayó hasta menos de 1,000 después de los despidos en Suniva y el otro demandante en el juicio comercial, la unidad estadounidense del fabricante alemán de paneles solares en quiebra SolarWorld AG. La mayoría de los empleos están centrados en la construcción --el desarrollo y la instalación de paneles solares-- y otras tareas de comercialización y distribución, finanzas incluidas.
Imponer aranceles sobre componentes solares impulsará la industria estadounidense, según Suniva y SolarWorld. En el juicio, estas empresas afirman que las celdas y los paneles baratos importados han dañado la industria estadounidense, y que se necesitan barreras comerciales para poder restablecerla.
Suniva presentó la querella “para reabrir y volver a contratar a sus trabajadores, y para desarrollar una base industrial estadounidense”, dijo por correo electrónico Mark Paustenbach, portavoz del fabricante.
El precio global promedio de los módulos solares cayó más de la mitad en los cinco últimos años, hasta alrededor de 31.5 centavos por vatio. Las dos compañías pidieron aranceles de 32 centavos por vatio sobre los paneles importados, y 25 centavos en el caso de las celdas.
Suniva también propuso un piso de precio para las importaciones y SolarWorld solicitó una cuota. Estas políticas elevarían la producción estadounidense de celdas un 70% y la fabricación de paneles un 60%, generando más de 30,000 empleos nuevos directos y de abastecimiento, según SolarWorld.
Tales estimaciones quizá sean demasiado altas. En primer lugar, la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU. recomendó el mes pasado aranceles más modestos, menos de la mitad de lo que habían solicitado Suniva y SolarWorld. El presidente Donald Trump tiene hasta mediados de enero para decidir si impone los aranceles, y por qué importe.