Alerta en Argentina: Atribuyen propagación de enfermedades a agroquímicos

Las tasas de cáncer y defectos congénitos se dispararon. En 1996, la empresa Monsanto convenció a Argentina de adoptar sus semillas para reducir el uso de pesticidas, pero éstos se multiplicaron por ocho, denunciaron.

(Foto: AP)
(Foto: AP)

AP.- La biotecnología estadounidense hizo de Argentina el tercer productor mundial de granos de soja, pero las sustancias químicas que alimentan ese auge van más allá de los campos de cultivo de soja, algodón y maíz. The Associated Press documentó decenas de casos en los que se emplean sustancias tóxicas en maneras específicamente prohibidas por la ley, con pocos controles del estado.

Ahora los médicos advierten que el uso descontrolado de pesticidas puede ser la causa de los crecientes problemas de salud que vienen experimentando las 12 millones de personas que viven en la vasta región agrícola de Argentina.

En la provincia de Santa Fe, las tasas de cáncer son entre dos y cuatro veces más altas que el promedio nacional. En el Chaco, los defectos de nacimiento se cuadruplicaron desde hace 17 años cuando el uso de la biotecnología, aplicada al campo, se disparó.

“El cambio, en la forma de producir, francamente ha cambiado el perfil de enfermedades”, dijo Medardo Ávila Vásquez, pediatra y cofundador de Médicos de Pueblos Fumigados, parte de un creciente movimiento que exige la aplicación de normas seguras en la agricultura. “Nos hizo perder una población bastante sana. Ahora vemos una población con altas tasas de cáncer, niños que nacen con malformaciones y enfermedades que eran muy infrecuentes”.

Caso Monsanto
Una nación que era conocida por su ganado alimentado con pasto fue transformada desde 1996, cuando la empresa Monsanto, con sede en Saint Louis, Missouri, convenció a Argentina de que la adopción de sus semillas y sustancias químicas patentadas aumentaría las cosechas y reduciría el uso de pesticidas.

Hoy, toda la cosecha de soja y casi toda la producción de maíz y algodón están modificados genéticamente. Las áreas de cultivo de soja se triplicaron y abarcan 19 millones de hectáreas.

Pero mientras que el uso de agroquímicos bajo al principio, repuntó y se multiplicó por ocho después. De los 41 millones de litros de 1990 se pasó a casi 382 millones en la actualidad, a medida que los agricultores aumentaban sus cultivos y las pestes se hacían más resistentes a las sustancias.

En general, los agricultores argentinos aplican un estimado de 4,3 libras de agroquímicos por hectárea, más del doble de lo que usan los estadounidenses, de acuerdo con un análisis de la AP de datos del gobierno y de la industria de los pesticidas.

El pesticida ‘Roundup’ de Monsanto contiene glifosato, una de las sustancias químicas para matar malezas más usadas y menos tóxicas del mundo. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, y muchos otros organismos la declararon segura si se aplica debidamente. En mayo la agencia aumentó el nivel aceptable de residuos de glifosato en alimentos. Pero el gobierno argentino pasa por el alto el problema, incluido su ministro de Agricultura.

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