Imponiendo la Cerveza
Por Fernando Cáceres Freyre
Director Ejecutivo de Contribuyentes por Respeto
El Congresista Luis Galarreta ha presentado un proyecto de ley para regresar a un Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a la cerveza aplicado ad valorem, modificando el ISC de monto fijo vigente desde el 2013.
La razón es que distorsionaría la competencia, afectando en mayor proporción a las marcas de menores precios, como Franca, Brahma, y Barena.
Ante todo, no veo cómo un ISC de monto fijo pueda distorsionar la competencia por eficiencia. Cualquier empresa puede vender productos de mayor valor agregado, y hay diversos nichos a explotar y crear.
Por ejemplo, las nuevas cervezas artesanales peruanas, como Sierra Andina y Barbarian, han introducido productos tan diferentes a los tradicionales – en cuerpo, concentración de alcohol, y precio – que no pueden considerarse competidores cercanos de ellos.
Veo el piso parejo y bastante espacio para la innovación, pero si alguien cree que la empresa que actualmente tiene posición de dominio está imponiendo barreras ilegales a la competencia, el camino es buscar un remedio de libre competencia en el Indecopí (no utilizar una herramienta de política fiscal).
El objetivo del ISC no es recaudar (para ello ya existen los impuestos generales como el IGV), ni combatir problemas de libre competencia, como ha sugerido Elmer Cuba.
Su finalidad es incorporar en el precio, el costo de las externalidades que genera su consumo, como accidentes de tránsito, violencia familiar, mayores gastos de salud en el presente, etc. Para lograrlo, debe trabajarse en varios frentes: política fiscal, fiscalización y educación.
Partiendo de que todas las cervezas utilizan un tipo de alcohol con similar impacto en la salud, el mejor sistema para trasladar dichas externalidades es un ISC de monto fijo, que grave el consumo con independencia del precio (y que se actualice periódicamente en base al Índice de Precios al Consumidor).
Y esto es lo que tenemos desde el año pasado para la cerveza, habiéndose dejado el ISC ad valorem por ser muy propenso a generar evasión y subvaluación, justamente porque “el valor” puede ser fácilmente escondido o alterado.
Desde luego, si el Estado no alcanza niveles aceptables de fiscalización, ningún ISC logrará desincentivar suficientemente el consumo de alcohol informal. Y si no se realizan campañas educativas para enseñar a los consumidores los efectos que puede causar el alcohol informal en la salud y cómo distinguir los productos formales de los informales, ni el impuesto ni la fiscalización bastarán.
No puedo compartir la afirmación de Elmer Cuba, según la cual la concentración de este mercado unida a un ISC de monto fijo podría terminar promoviendo el consumo de alcohol informal, producto del mayor precio que tendría la cerveza.
Esto no solo es realizar futurología, sino que pierde de vista el poder de la competencia potencial y la innovación que viene presentando este mercado.
Desde Contribuyentes por Respeto recomendamos apostar por un ISC de monto fijo, mejorar los procesos de fiscalización a la informalidad, y permanecer atentos a que no se presenten abusos de posición de dominio en mercados concentrados, como éste.