Editorial: Si no fuera por El Niño (y los niños)

“En términos reales, los padres de familia gastaron más que el año pasado para que sus vástagos se eduquen”.

Inflación. Si no fuera por el fenómeno de El Niño, que ha comenzado a hacer notar su presencia con el rigor que se temía, el BCR podría respirar tranquilo (y el Gobierno en general). Es que la inflación de febrero fue de solo 0.17%, tanto en Lima Metropolitana como a nivel nacional. La inflación de enero fue mayor en las ciudades del interior del país que en la capital.

Si tasas similares a las de febrero se repitiesen en los próximos meses, la inflación del 2016 se ubicaría dentro del rango meta de la autoridad monetaria (entre 2% y 3%). Pero el evento climatológico podría aguarle la fiesta, literalmente, pues los huaicos ya comenzaron a causar escasez y el efecto inmediato será un alza de los precios de los alimentos, que seguramente se reportará en la inflación de marzo.

Ello representaría una reversión respecto de febrero, pues el mes pasado los alimentos se abarataron en 0.45%, especialmente las hortalizas, leche, quesos y huevos. Otro rubro que registró una caída en sus precios fue transportes (0.23%), gracias a las rebajas en los combustibles vehiculares, aunque en una magnitud que no satisface a las asociaciones de consumidores.

Quienes tienen hijos en edad escolar o universitaria tampoco pudieron respirar tranquilos, pues a pesar de los menores precios de los alimentos y la gasolina, en febrero les tocó el calvario de las matrículas y los útiles. Las primeras aumentaron en todos los niveles (inicial, primaria y secundaria) y tipos de colegios (privados y estatales), y lo hicieron por encima de la inflación del 2015, lo que significa que, en términos reales, los padres de familia gastaron más que el año pasado para que sus vástagos se eduquen.

El INEI también dio a conocer el avance de la actividad económica, con datos a enero de un grupo de indicadores clave. Minería y agricultura continuaron creciendo, pero lo que debe estar causando comezón en el Gobierno, especialmente en el MEF, es que la caída de la inversión pública (43.85% respecto de enero del 2016) vino acompañada de un aumento del gasto público en remuneraciones y adquisición de bienes y servicios (14.1%). Los resultados de la economía este verano pueden terminar influyendo en los votantes el próximo 10 de abril.

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