AUMENTOS. El artículo 110 de la Constitución dice que para ser elegido presidente de la República se requiere ser peruano de nacimiento, tener más de 35 años de edad y gozar del derecho de sufragio. En otras palabras, no es necesario contar con experiencia en administración pública, ni mucho menos en política económica o social. Es por ello que en el Estado existen cargos que tienen que ser cubiertos por profesionales especializados y competentes.
Y para atraerlos, las remuneraciones que ofrece el sector público no pueden estar muy rezagadas respecto de lo que pagaría una empresa, un banco o un estudio de abogados. En ese grupo figuran los directores del BCR, los jefes de la SBS y la Sunat, el contralor, los miembros del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema, entre otros –aunque también está incluido el cuestionado fiscal de la Nación–.
La Ley Orgánica del BCR establece que sus directores –incluido su presidente– deben ser peruanos, tener reconocida solvencia moral y poseer amplia competencia y experiencia en economía y finanzas. Además, no deben representar los intereses de ninguna entidad. En la práctica, estos requisitos se amplían, pues la mayoría posee maestrías y doctorados.
El oficio que el presidente Ollanta Humala le envió la semana pasada al presidente del BCR, Julio Velarde, resulta incomprensible. El tono empleado no parece una crítica –que cualquier ciudadano podría formular, por cierto–, sino una orden para revertir la decisión que tomó el directorio del instituto emisor de aumentarse sus sueldos en 6%.
Consideramos que el mandatario debió asesorarse mejor antes de enviar una misiva que por su estilo parecía dirigida a los miembros de su partido.
Quizá si en lugar de conminar, hubiese simplemente opinado que el momento no era oportuno, teniendo en cuenta que la situación económica no está para aumentos de sueldos en el Estado, se habría evitado este innecesario mal momento. Ojalá que cuando el directorio del BCR decida hacer efectivo el aumento, dentro de unos meses cuando el PBI ya no siga a ras del suelo, el presidente Humala esté ocupado en asuntos más importantes.