En el Perú un tercio de todo el licor que se consume es ilegal, según el estudio “Mercado ilegal de bebidas alcohólicas en seis países LatAm 2012” realizado por Euromonitor International.
Esto hace del país el mercado más tolerante con este flagelo, comparado con Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras y Panamá.
De acuerdo con el estudio, el crecimiento del mercado ilegal de bebidas alcohólicas en el Perú está impulsado por el efecto combinado de ciertas políticas públicas, impuestos muy altos y falta de controles.
Las principales formas de alcohol ilegal son el llamado “trago bamba”, o alcohol adulterado, que representa riesgos para la salud de los consumidores, y el contrabando, que aumenta la pérdida fiscal para el país.
Pérdidas para el Estado
La venta de alcohol ilegal en el mercado asciende a US$ 726.4 millones, tanto dinero como lo que cuesta hacer 2,500 kilómetros de carreteras en el país.
Asimismo, los impuestos que dejan de pagar quienes venden alcohol ilegal en el país, generan una pérdida fiscal anual de US$ 118 millones para el estado, manifiesta Euromonitor. Con estos recursos, podría duplicarse el presupuesto asignado por el gobierno para los subsidios de maternidad y lactancia, beneficiando a 400,000 mujeres.
El contrabando de alcohol también impulsa a este mercado ilegal, sobretodo el contrabando de etanol que representa tres cuartas partes del contrabando. Éste ingresa fácilmente al país debido a los débiles controles fronterizos.
Riesgos para la salud de los peruanos
El estudio también muestra que 3 de cada 5 botellas de alcohol ilegal que se consumen en el país son adulteradas, lo que localmente se conoce como “trago bamba”, que supone graves riesgos para la salud ya que se adulteran las bebidas originales con alcohol barato u otras sustancias.
Adicionalmente, el 20% del alcohol ilegal en Perú se fabrica artesanalmente sin ninguna verificación sanitaria.
Estas bebidas ilegales como vinos artesanales, chicha de jora y masato tienen un costo de US$ 3.4 por litro, lo que hace que los consumidores las prefieran a pesar de no contar con un proceso de producción que garantice su higiene.
Si bien hay bebidas artesanales que cumplen con todas las garantías, en el caso de las artesanales ilegales, la baja calidad de los ingredientes y las malas condiciones sanitarias con que se fabrican son una amenaza para la salud de los peruanos que las consumen.