Por Aldo Ferrini
En semanas recientes, la actividad en fusiones y adquisiciones (M&A) ha ganado notoriedad tanto en el Perú como en el mundo. A la muy sonada compra de la multinacional de ketchup Heinz por parte de Warren Buffet y el fondo de capital privado brasileño 3G y a la recompra de las acciones de Dell Inc. por el mismo Michael Dell, se suman también esfuerzos en nuestro país. Las empresas pesqueras Copeinca y Diamante, segunda y tercera más grandes del país, han recibido ofertas de compra por más de US$ 600 millones cada una. Aparentemente, ninguna (incluyendo Dell) estaría dispuesta a vender a los niveles ofrecidos.
De acuerdo con un artículo publicado recientemente en The Economist, la actividad de M&A globalmente se incrementaría aún más este año. El nivel de tasas de interés a nivel mundial facilita la compra de empresas. Recientemente, se ha visto en el mercado local emisiones de deuda de hasta US$ 500 millones a plazos de diez años con tasas que bordean el 5% anual. La disponibilidad casi incondicional de efectivo resulta un factor muy atractivo para embarcarse en compras denominadas estratégicas vía apalancamiento (conocidas como leverage buyouts o LBOs).
No solo el endeudamiento impulsa los M&A. El incremento en la valorización de mercado de muchas empresas (en el Perú, de sectores como consumo masivo, construcción y financiero, entre otros) y la solidez de los balances generales incentivan también la actividad. Una empresa ABC con una valorización atractiva (por ejemplo, un P/U de 18) tiene el incentivo de adquirir otra de similar tamaño y retorno, XYZ, pero con una valorización menos atractiva (P/U de 10). Simplificando, ABC puede emitir acciones en el mercado a un P/U de 18 para comprar a XYZ a un P/U de 10 y, automáticamente, incrementar la utilidad por acción para sus accionistas.
Sin embargo, para iniciar una aventura de M&A se necesita más que solamente tener la facilidad de comprar. Dos factores suelen ser los principales y más recurrentes incentivos. En primer lugar, la necesidad de crecimiento. Hoy, por ejemplo, las empresas de mercados desarrollados esperan crecimientos pobres en sus propios países y, por lo tanto, buscan este a través de adquisiciones en mercados emergentes.
Cuando el crecimiento orgánico (fruto de ganar mercado vía ventas propias) se hace difícil, los comités ejecutivos empiezan buscar crecimiento inorgánico (M&A). El segundo factor es la capacidad de generar sinergias. Cuando dos empresas operan en un mismo mercado, su integración es un vehículo atractivo para generar eficiencia tanto en costos como en ventas.
La capacidad de hacer fusiones y adquisiciones hoy día está aumentando (los banqueros lo saben muy bien). Y, aunque en papel todos los proyectos son exitosos, se tiene que tener en cuenta que, según una encuesta bianual de KPMG, menos de 35% de las operaciones de M&A terminan generando valor. Es responsabilidad de la gerencia de todas las compañías tener siempre en mente la posibilidad de un M&A. Es su responsabilidad también cumplir con lo ofrecido.