Caen las acciones
Las acciones continuaron cayendo la semana pasada con pérdidas significativas en todos los índices más importantes. La tendencia bajista afectó principalmente las acciones del sector vinculado a la tecnología de EE.UU., con una pérdida del 5.41% en el índice Nasdaq Composite, que cerró la semana en 4.363 puntos.
El índice S&P 500 cayó el 3.09% y cerró en 1.880 y el índice Dow Jones Industrial Average disminuyó un 1.59% y cerró en 16.204. La venta masiva de activos de mayor riesgo incluso llegó a abarcar los bonos. Se amplió la diferencia entre el rendimiento de los bonos corporativos y los bonos del Tesoro con vencimiento comparable, debido a la venta de bonos corporativos de mayor riesgo por parte de los inversionistas.
Una vez más, experimentaron las mayores pérdidas los bonos de alto rendimiento, ya que los inversionistas recurrieron a los activos de refugio, como el oro y los bonos del Tesoro. Durante la semana, fue positivo el flujo hacia ambos de estos activos. La rentabilidad de las letras del Tesoro de referencia de EE.UU. a 10 años cayó del 1.92% al 1.83%, con su consiguiente aumento de precio.
Es posible que los inversionistas ya estén cansados de la decepcionante volatilidad de mediados del trimestre, pero, lamentablemente, falta mucho para el comienzo del próximo trimestre. Son propicios todos los factores para que continúe la volatilidad y se ha perdido la fiabilidad que antes podía impartir la tranquilidad proporcionada por la flexibilización de los bancos centrales.
No obstante, los inversionistas tienen a su disposición opciones que pueden ayudar a lograr, por lo menos, cierto grado de resguardo para sus carteras.
Debilitamiento económico y la Reserva Federal
El reciente debilitamiento de las acciones puede atribuirse a numerosos factores. Para comenzar, vimos una mayor volatilidad en los mercados energéticos. Sin embargo, los inversionistas se vieron más enfocados en los crecientes indicios de desaceleración económica en los Estados Unidos.
La semana pasada se vio marcada por los resultados negativos de las encuestas sobre los sectores industrial y de servicios del Instituto de Gestión de Suministros (Institute for Supply Management, ISM), aunque se percibió un pequeño rayo de esperanza gracias a la recuperación de los nuevos pedidos.
En cuanto al mercado laboral, permanece sólido el crecimiento del empleo, pero parece haber alcanzado su punto máximo, ya que los empleadores enfrentan incertidumbre respecto de las condiciones del mercado financiero y dificultades a la hora de encontrar trabajadores capacitados.
No obstante, paradójicamente, se está generando otro problema para las acciones en torno a los aumentos salariales. En última instancia, los salarios más altos favorecen a los consumidores, pero implican presiones para los márgenes de las compañías.
En enero, los salarios por hora percibieron un aumento del 0.5%. Si el aumento de los salarios no se ve acompañado por una productividad acelerada, esto afectará los márgenes de ganancias.
Por último, un dólar más débil acentuó la presión en las acciones internacionales. Si bien el dólar repuntó el viernes, continúa permaneciendo un 3% por debajo del pico que registró en diciembre. Los inversionistas continúan la venta de dólares, dado que siguen disipándose las expectativas de crecimiento en EE.UU. y de ajustes por parte de la Reserva Federal.
Las proyecciones generales en torno al crecimiento económico del 2016 han descendido del 2.7% a principios de octubre al 2.4% en la actualidad. Y, con tal reducción, los inversionistas están cada vez menos convencidos de que la Reserva Federal vaya a aumentar las tasas cuatro veces en el año como lo había sugerido. Hoy en día, los inversionistas creen que hay un 10% de posibilidades de que se produzca un aumento en marzo, en comparación con un 50% a principios de enero.
Mientras tanto, se recuperó el euro, que alcanzó su nivel más alto en cuatro meses: 1.12 en comparación con el dólar. Con el fortalecimiento del euro, los inversionistas se preguntan si tendrá el efecto previsto el mayor estímulo monetario por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Esta inquietud se ve acentuada por el hecho de que, hasta el momento, no ha sido posible hacer despegar las acciones en Europa mediante la implementación de medidas de flexibilización cuantitativa (QE) en dicha región.
Desde el inicio del programa de QE del BCE hace un poco más de un año, vienen sufriendo caídas tanto las acciones europeas como las estimaciones de ganancias. Si continúa la recuperación del euro debido a una postura más conciliadora por parte de la Reserva Federal, es posible que la QE resulte menos efectiva para incrementar el precio de los activos europeos.
Paradójicamente, fue China el único mercado que demostró ser resistente la semana pasada, con un aumento superior al 3% en la cotización de las acciones de clase A en Shénzhen. Se vieron beneficiadas las acciones gracias a una mayor liquidez aportada por parte del banco central, así como a un leve fortalecimiento de la moneda local.
No obstante, en lo económico, el panorama sigue siendo prácticamente el mismo: un sector industrial débil y un sector de servicios en constante crecimiento.
Hay que prepararse
Si los bancos centrales continúan dedicando todos sus recursos a estimular el crecimiento, es probable que los mercados permanezcan volátiles. Y el desafío es aún mayor: se perciben ventas de activos por parte de los bancos centrales de mercados emergentes y márgenes de crédito más amplios, factores que representan un ajuste de las condiciones de los mercados financieros a pesar de las iniciativas cada vez más heroicas del Banco de Japón y el BCE.
Lamentablemente, los ajustes en las condiciones de los mercados financieros coinciden comúnmente con la volatilidad en los mercados bursátiles.
En vistas de esta situación, seguimos sugiriendo que los inversionistas busquen estrategias y herramientas para minimizar el riesgo negativo. Pueden ayudar a mitigar el riesgo las estrategias de mínima volatilidad, que, como su nombre lo indica, han ofrecido históricamente picos y valles más bajos que el mercado en general.
Otro tema por considerar: la búsqueda de fuentes de ingresos que puedan proporcionar, al menos, algún tipo de mitigación frente a los altibajos del mercado. Particularmente, las acciones preferentes ofrecen en la actualidad un rendimiento de alrededor del 5% con niveles de volatilidad más moderados. Si bien no hay clases individuales de activos que se hayan destacado en lo que va del año, estos temas han ayudado, por lo menos, a mitigar el lado negativo.
Por Russ Koesterich
Estratega Principal de Inversiones Globales para iShares de BlackRock