Melbourne (Reuters).- Andrew Mackenzie, un discreto hombre de operaciones, superó a rivales de mayor perfil para ocupar la primera posición en BHP Billiton, pero su historial demuestra que no va a evitar las decisiones difíciles para sacar a la minera global de negocios que generan pérdidas.
BHP es la última de las grandes mineras que reemplaza a su presidente ejecutivo, en un momento en que los constructores de imperios son derrocado en favor de las ejecutivos más conservadores, eligiendo a un hombre reconocido por su inteligencia política y un toque más común que el de su predecesor.
Mackenzie, quien dirigió algunos de los mayores activos de BHP, es un ejecutivo virtualmente elegido a dedo por el CEO anterior de la minera, Marius Kloppers, y estrechamente vinculado con los megaproyectos de la empresa.
Cuando un nombramiento externo habría indicado un cambio, la designación de Mackenzie ha sido leída como una mano firme en el timón.
“Yo no diría que es un constructor de imperios, yo no diría que es un conservador. Diría que es un sujeto muy inteligente que sabe cómo hacer negocios”, dijo un ex colega suyo de la petrolera BP que pidió no ser identificado.
El geólogo y académico criado en Glasgow pasó 22 años en BP y más de tres años en el rival de BHP Rio Tinto, antes de pasar a encabezar las unidades de BHP de metales básicos, uranio y potasa, dirigiendo a 50,000 personas en cuatro continentes.
“Hay muchas cosas que no van a cambiar, sobre todo la estrategia que nos ha servido bien”, dijo Mackenzie a los periodistas. “Mi trabajo consiste en afinar el enfoque”, agregó.
El presidente del directorio de BHP, Jac Nasser, se esforzó en subrayar que el nuevo jefe de la minera traería más de lo mismo, aprovechando lo mejor posible sus mejores activos y recortando costos, incluidos los gastos de capital, costos de exploración y operacionales.