(Bloomberg) El máximo responsable ejecutivo de Netflix Reed Hastings asumió un gran riesgo en la última década cuando decidió que la compañía dejara de alquilar DVD por correo electrónico y se dedicara al streaming de video online.

Ahora, Netflix está en medio de su próxima estrategia arriesgada para convertirse en un canal de televisión mundial. Alrededor del 60% de los 75 millones de suscriptores de Netflix se encuentra en los Estados Unidos; el resto está en lugares como el Reino Unido y Escandinavia. La empresa con el tiempo quiere llevar esos porcentajes a 50-50. El crecimiento internacional está dando frutos con un aumento de 60% en los nuevos suscriptores internacionales de streaming en 2015.

Si bien Netflix está dispuesta a conquistar el mundo, el dominio mundial no será fácil.

Amazon y HBO también tienen aspiraciones internacionales para sus servicios web de video y los proveedores locales de TV de Alemania, Francia y otros países están creando contrapesos para hacer frente a Netflix. Las incursiones de la compañía en el extranjero tampoco son baratas. La empresa tuvo un flujo de caja negativo de casi US$750 millones por las operaciones en 2015. Hastings ha dicho que de aquí a un año las ganancias serán significativas.

Los inversores han estado más que dispuestos a soportar las pérdidas de Netflix mientras la empresa hace importantes gastos para llevar su servicio a la mayoría de los rincones del mundo. Pero la compañía también tiene que vérselas con problemas en su mercado de origen. Se prevé que Netflix sumará 1,75 millón de suscriptores estadounidenses en el primer trimestre de 2016, aumento que sería el más pequeño desde 2012.

El riesgo es que Netflix se vea perjudicada por la imposibilidad de seguir creciendo en los Estados Unidos y la desmesura de sus ambiciones expansionistas.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños