“¿Acaso no saben acerca de nuestro verano?”, pregunta un portavoz de una multinacional sueca, presumiblemente de vacaciones mientras los niños gritan en el fondo. Casi todo el mundo estará fuera del trabajo hasta septiembre, dice. En una multinacional alemana, “todo el directorio está ausente durante agosto”, admite otro portavoz. Frente a una gran cantidad de mensajes de absentismo en toda Europa corporativa, parece que no hay otra alternativa para un corresponsal de empresas que informar sobre el fenómeno en sí.
La práctica de tomar descansos colectivamente en julio o agosto data de la Revolución Industrial, cuando tenía sentido enviar de vacaciones a todos los trabajadores de la línea de ensamblaje. En el norte de Inglaterra todo el personal de las fábricas solían ir a los mismos centros turísticos. Como sabrá cualquier turista que se ha topado con una heladería cerrada durante un verano de Europa meridional, esta práctica se ha extendido más allá de los empleos en fábricas.
Hasta el 2015 Francia tenía una regla que obligaba a algunas panaderías a permanecer abiertas en agosto, de modo que los parisinos –o más bien los turistas, porque ningún parisiense chic quiere ser visto en la ciudad durante el verano– no se vean privados de baguettes. Tan vacía está la ciudad ese mes que la velocidad media de los autos en una importante vía de circunvalación salta de 38kph (24mph) a 52kph. Algunos de los mejores restaurantes de Chipre cierran durante la temporada turística. “El verano se acerca y Frankie tomará una siesta por un tiempo”, anuncia el sitio de Frankie’s Social, un bar de moda en Limassol.
Gran parte de Milán también se vuelve desértica. En el artístico distrito de Brera, Rita Zubelli dirige una heladería con sus padres y su hermano. La tienda estará cerrada por dos semanas en breve. ¿Por qué no contratar a alguien para atender a los turistas? La ley italiana tiene normas más estrictas para las empresas cuyos empleados no son parte de la familia de los dueños: por ejemplo, el baño del personal tendría que ser trasladado desde el sótano.
No es sólo el sur que busca relajarse en el verano. Los trabajadores de producción de Porsche, un fabricante alemán de automóviles, salen de descanso obligatorio por tres semanas. En Noruega, ‘fellesferie’ se refiere a un período de licencia colectiva en julio, cuando muchas empresas cierran y los servicios, incluidos los bancos, funcionan en horario de verano.
En los Países Bajos, el ‘bouwvak’ todavía significa que muchos trabajadores del sector construcción deben tomar tres semanas de descanso en julio y agosto. El momento es doblemente desconcertante para la industria porque la demanda es fuerte y el verano es el mejor momento para construir en un país húmedo. Incluso algunas comisarías de policía están cerradas en agosto. Presumiblemente, la delincuencia también toma un descanso.
Aunque el apetito europeo por las vacaciones de verano podría ser motivo de bromas, de los diez países más productivos del mundo (según la productividad por hora), sólo uno –EE.UU., en quinto lugar- no está en Europa. Sin embargo, en varios países, entre ellos Alemania y los Países Bajos, los trabajadores y los sindicatos han comenzado a presionar por políticas de licencia más flexibles; no todo el mundo quiere salir de vacaciones en un periodo establecido cuando los precios son más altos.
Las empresas que comercian a escala mundial han tenido que adaptarse a la demanda de esas partes del mundo –especialmente de Asia– que no se ralentizan durante el verano y que esperan que alguien en Europa responda al teléfono. Pero aunque el verano europeo podría extenderse un poco más a lo largo del año, no hay indicios de que los europeos reduzcan su momento para disfrutar las playas y montañas.