Una nueva investigación parece demostrar lo que ya sabemos: tuitear, actualizar su estado en Facebook o revisar LinkedIn cuando está trabajando lo hace menos productivo.
Stoney Brooks, profesor de informática de la Universidad Estatal de Middle Tennessee, encontró que el ‘canto de sirena’ de las redes sociales es un lastre incluso para los ‘mil oficios’ más competentes.
“El uso de redes sociales personales da lugar a efectos negativos, tanto para la eficiencia como el bienestar”, concluye Brooks en un informe.
El profesor Brooks pidió a un grupo de estudiantes de negocios que vieran un vídeo de 15 minutos en una computadora, donde también dejó pestañas abiertas con algunos sitios de redes sociales, como Facebook, Twitter y LinkedIn.
Los participantes fueron monitoreados para ver con qué frecuencia ellos revisaban las redes sociales, y luego pasaron una prueba sobre el contenido del vídeo. Los que usaron más los sitios no se desempeñaron tan bien como aquellos que los usaron menos.
“Las deficiencias en la ejecución de tareas pueden ser el resultado del tiempo dedicado a la interrupción y al desafío en regresar mentalmente a la tarea principal”, opina el profesor Brooks.
Abandonar las redes sociales no es, obviamente, algo realista para los que se supone las utilizan en su trabajo. Alex Mahon, expresidente ejecutivo de la compañía de producción de televisión Shine Group, es una aficionada a las redes sociales, pero ha aprendido a controlar el tiempo y la atención que estas le toman. Ella es una fan de Instagram, Facebook, Twitter, Pinterest, WhatsApp, Snapchat, LinkedIn y Google+, pero hace tres años, después de leer Hamlet’s BlackBerry de William Powers, ella comenzó a hacer cambios.
“Es un libro que invita extremadamente a la reflexión… sobre la conectividad constante y cómo puede estar creando un mundo trastornado de distracción”, comenta.
Mahon asigna diferentes usos para diferentes sitios. Facebook es para “lo que ha pasado”, mientras que Twitter se trata de “lo que está pasando ahora”. Ella utiliza Pinterest para comunicarse de forma privada y ha reducido la cantidad de publicaciones en Facebook, ya que “me di cuenta que desperdiciaba energía emocional en espera de respuestas. Y luego lo quité de mi teléfono, lo que me ayudó a dejar de usarlo diez veces al día”. En su lugar, utiliza el sitio una vez cada pocos días en una computadora, y utiliza su nuevo tiempo libre para leer una novela “o me atrevería a decir a aburrirme, ya que ese el momento en que tienes pensamientos creativos”.
Su mayor ayuda es SaneBox para correo electrónico, “lo que significa que todos los mensajes, alertas e interacciones con todos estos medios de comunicación, y con mi obsesión de comprar vía eBay y todos mis alertas de noticias profesionales, son filtradas a una carpeta de correo electrónico separada que se llama ‘Después’”. Mahon revisa los 100 mensajes diarios que recibe en esta carpeta dos veces al día.
Con estas mejoras, Mahon utiliza las redes sociales de manera más considerada y se siente en control cuando las visita. “Si no cree que son buenas para usted, entonces desconéctese”, aconseja. “Tener una constante capacidad de conectarse no necesariamente nos hacen sentir que estamos más comprometidos con la gente”.
El profesor Brooks concuerda con lo anterior. Su estudio demostró que los individuos no sólo estaban distraídos; también tenían “niveles más altos de estrés tecnológico y menos felicidad”.