1. Es muy importante programar una alarma que sea confiable y efectiva, y cuyo sonido sea lo suficientemente fuerte como para despertarte. Esfuérzate en levantarte de la cama apenas suene, sin utilizar el viejo truco de los ‘cinco minutos más’. Podría jugarte una mala pasada.
2. Establecer los horarios de sueño de tu rutina cotidiana, al menos, para los días laborables de la semana, es el siguiente paso a seguir. Si te vas a dormir a una hora prudente, que comprenda un aproximado de ocho horas de sueño, te será mucho más fácil despertarte a tiempo.
3. Tomar una ducha matutina puede ayudar a que te refresques y despabiles de las horas de sueño. Al estar más despierto, realizarás todas tus actividades de manera más rápida y consciente, por lo que podrás ahorrar unos cuantos minutos cada mañana, antes de salir a trabajar.
4. Seleccionar la noche anterior la ropa que vestirás durante el día siguiente, te ayudará a ahorrar muchísimo tiempo a la hora de vestirte. Así, no tendrás los eternos dilemas de saber qué combina bien cuando todavía estás un poco dormido, o qué ropa limpia tienes disponible en el armario.
5. Del mismo modo, en caso de llevar una lonchera con tu refrigerio, o un bolso con tus pertenencias, vale la pena dejar todo listo desde la noche anterior. Así, al despertarte, solo tendrás que vestirte y recoger tus cosas, sin la necesidad de preparar algo o correr el riesgo de olvidarlo.
6. Salir de casa con una mayor anticipación, tanto para evitar el tráfico de hora punta, como para prever cualquier clase de inconveniente, es una buena idea. Así, viajarás más tranquilo a tu centro laboral, sin tener que preocuparte por llegar a tiempo. Es mejor llegar más temprano, que llegar tarde.
7. Debes tomar en cuenta cuál es la mejor ruta para llegar a tu oficina, así como el medio de transporte que será más adecuado para hacerlo en un menor tiempo. En caso de utilizar el transporte público, prevé que necesitarás dinero en sencillo, y si vas a manejar tu auto particular, deberás abastecerte de gasolina.