“Una alta autoestima no le convierte en un líder más efectivo, un amante más atractivo, ni con más probabilidades de llevar una vida saludable, ni siquiera le hace más interesante en una entrevista”. Esto es lo que estudios recientes han concluido sobre la posición de la autoestima en el éxito profesional, según un artículo del Harvard Business Review.
Heidi Grant Halvorson, Ph.D. en psicología y colaboradora de dicha revista, propone que una autoestima sobrevalorada puede crear barreras que limitan a los individuos a concentrarse en lo que mejor saben hacer ante el temor de fracasar al hacer cosas nuevas.
Así, cuando se comete un error, “su única defensa será reenfocar su atención en todas las cosas para las que está mejor preparado, alimentando mentalmente su propio ego hasta haber olvidado ese horrible episodio en que el dejó de ser la persona más sorprendente del mundo”.
¿Cuál es la otra alternativa si fuéramos a dejar a la autoestima de lado? La respuesta parece estar en la autocompasión. Hay que entender este término como un argumento científico y basado en información en lugar de un sentimiento negativo de la psicología “pop”.
Nuevo paradigma
“La autocompasión es la voluntad de mirar los propios errores y falencias con amabilidad y comprensión. Se trata de admitir el hecho de que errar es, de hecho, humano”, describió Grant. El efecto de pensar bajo este concepto es que “cuando se enfrente con una dificultad, no se juzgará de manera tan dura como para ponerse a la defensiva”, de manera que dejará de alimentar su ego.
¿Qué hay con el desempeño? La idea de que las personas exitosas siempre son las que no se dan un respiro y tienen como meta ser siempre los mejores se ha popularizado sin mucha justificación. Para explicar esto, la autora también advierte sobre aquellas frases que no deben identificarse con la autocompasión.
“Las expresiones del tipo ‘date un respiro’ y ‘sé más tolerante contigo mismo’ no deben interpretarse con ideas tales como ‘dejar de esforzarse’ o ‘bajar la valla de la exigencia’. Uno puede ser autocompasivo y asumir la responsabilidad de mejorar su desempeño a la vez”, dijo Grant.
Lo más importante, señaló la especialista, es que no importa qué tantas precauciones se tomen, uno siempre tendrá fracasos. “Todos –incluyendo a las personas más exitosas– cometen cientos de errores. La clave para el éxito, como todos saben, es aprender de esos errores y seguir avanzando”. Aunque no todos saben cómo hacerlo: la autocompasión es el savoir-faire que hemos estado buscando.