El emprendimiento es cualquier intento de nuevo negocio o la creación de empresas, tales como trabajo por cuenta propia, una nueva organización de la empresa, o la expansión de un negocio existente, por parte de un individuo, un equipo de personas o un negocio establecido, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM).
Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el PNUD, la actividad emprendedora en la región de América Latina y El Caribe se destaca desde la perspectiva global.
En promedio, aproximadamente dos de cada diez personas en 2015 han iniciado una actividad de este tipo en los últimos 42 meses. Este nivel de la Tasa de Actividad Emprendedora en América Latina y el Caribe es superior al registrado en las regiones de América del Norte, Asia y Oceanía y Europa y similar al observado en África.
[ TAMBIÉN LEA OIT: El 20% de jóvenes en fuerza laboral de América Latina califica como emprendedores ]
No obstante, en algunos países como Ecuador, Chile, Colombia, Perú, Brasil, México y Barbados se encuentran tasas incluso superiores –en Ecuador el ratio asciende a tres de cada diez– mientras que en otros se observan niveles más cercanos a los registrados en América del Norte
o Asia y Oceanía como es el caso de Uruguay y Panamá –con un ratio de uno cada diez.
La desagregación de la Tasa de Actividad Emprendedora por grupos de edad muestra que en la región el máximo (24%) se alcanza para el grupo de personas de entre 25 y 34 años, y la incidencia es más baja (17%) en la población de entre 18 y 24 años de edad.
Las formas dominantes de inserción laboral juvenil independiente (cuentapropista) o dependiente (asalariado informal) se asocian a distintos niveles de vulnerabilidad en términos de ingresos.
Ambas formas ocupacionales obtienen bajos ingresos corrientes y limitadas posibilidades de acrecentarlos en el futuro, dadas las restricciones para mejorar la productividad capacidades y aptitudes que les permitirían a estos trabajadores escalar su negocio y convertirse en empleadores o bien transitar hacia el segmento de trabajo asalariado formal.
En algunos países de América Latina, la mayoría de jóvenes que se desempeñan como cuentapropistas o asalariados informales perciben ingresos laborales inferiores a la línea de pobreza internacional, que está en US$ 4 por día.
El informe de la OIT y el PNUD señala que las mayores tasas de jóvenes emprendedores cuentapropistas con ingresos inferiores a la línea de pobreza internacional están en Colombia (68.4%) y Venezuela (68%).
También afecta al 60.2% de emprendedores cuentapropistas en Nicaragua, al 59.6% en República Dominicana, al 58.5% en Paraguay, al 57.4% en Bolivia y al 56.4% en Ecuador.
¿Y cómo está el Perú? pues el 53% de los jóvenes emprendedores peruanos cuentapropistas tienen ingresos menores a US$ 4 diarios, seguido de cerca por El Salvador con 51.5%.
En el caso de los jóvenes emprendedores con salarios informales también los ingresos laborales “pobres” representan a la mayoría de ellos en México (73.8%), Costa Rica (64.2%), Guatemala (69.2%), Argentina (65.4%) y Brasil (64.5%).