Cuando los colegas comienzan a quejarse compulsivamente de las políticas de la empresa, los procesos de trabajo o la gerencia, el impacto de sus comentarios puede afectar seriamente la productividad de quien no comparta sus opiniones. Incluso el menear la cabeza o pretender escucharlos puede tener resultados contraproducentes.
“Antes de que lo notes, ya hay otra versión de la historia circulando en la oficina, diciendo que eres tú quién estuvo diciendo cosas negativas sobre la gerencia. Y hablan de ti en el refrigerio”, dijo Dana Brownlee —fundadora de la firma Professionalism Matters— para un artículo del Wall Street Journal.
El caso de Kris Whitehead, un vendedor residente de New Hampshire, tiene que ver con la productividad. Cuando él comenzó a trabajar, las quejas frecuentes de sus colegas tuvieron un impacto directo en su habilidad para vender. En una época de crisis económica, Whitehead tenía los “mismos miedos” de fracasar que sus colegas. La diferencia era, sin embargo, que ellos lo decían a viva voz.
Según el artículo, estudios han demostrado que la productividad puede verse dañada cuando uno trabaja al costado de un engreído crónico. “Estar expuestos todo el tiempo a la negatividad puede perturbar el aprendizaje, la memoria, la atención y el buen juicio”, aseguró Robert Sapolsky, catedrático de Neurología en Stanford University.
“El cerebro solo puede soportar una cierta cantidad de estímulos a la vez antes de que comience a perder su capacidad de concentración y recordación, especialmente si ese flujo de negatividad desencadena emociones estresantes”, agregó.
Solución
Digamos que alguien se queja compulsivamente del jefe u otra persona. Una sugerencia es decir frases como, “parece que tú y él (ella) tienen algo de qué conversar”. Por otro lado, también están los engreídos que solo quieren atención. Will Bown, fundador del grupo A Complaint Free World, recomienda darles un tipo diferente de atención.
“Pregúnteles ‘¿cómo te está yendo?’. Al comienzo lo verán como si estuviera loco, pero persista en esa práctica y esta persona cambiará de tema o le dejará de hablar. Sea como fuere, ya no tendrá que escuchar sus quejas nunca más”, explicó.
Por últimos, algunos trabajadores necesitan un empujón para solucionar sus propias quejas. Preguntarles qué piensan hacer al respecto para atender sus propias insatisfacciones también puede funcionar.