Dietas ‘lifting’ tras el bronceado del verano, plan detox por los excesos estivales. Cuidarse y comer sano es más que una moda.
La etapa actual nos trae una etapa de varios meses dedicados al trabajo. Pero ¿qué tipo de trabajador eres? Encuentra tus alimentos aliados según tu rutina.
Clima y alimentación
La nueva estación aterriza un año más en nuestras vidas y nos recuerda que se acerca el frío y varios meses sin vacaciones. Vuelven de lleno las comidas fuera de casa, las prisas, los viajes de trabajo, el estrés, entre otros.
Los alimentos pueden ser unos grandes aliados para hacer más llevadero el día a día laboral que nos espera, regulando nuestro organismo y preparándolo para una temporada intensa.
De hecho, el grado de actividad física que realizamos durante nuestra jornada laboral es determinante para organizar nuestros hábitos alimenticios diarios, pues la demanda de calorías y nutrientes varían según cuánto nos movamos durante la jornada laboral completa.
Compañías como el Grupo NC Salud, empresa especializada en asesoramiento nutricional en las farmacias, nos ayudan a comer bien según el tipo de trabajo que tengamos.
En el caso de trabajar y estudiar, lo recomendable es que la persona consuma alimentos que aporten omega 3, como el pescado azul o las nueces, que es importante en estos casos.
Algunos perfiles.
1. Trabajador estático
Ante la ausencia de movimiento continuado durante varias horas consecutivas, el organismo de este tipo de empleado requiere de productos con bajo aporte calórico pero que a su vez garanticen una nutrición adecuada. Por tanto, debe limitar la ingesta de hidratos de carbono tanto en la cantidad como en el tipo de hidratos, debiendo optar siempre por el arroz integral y panes integrales. Es importante también que la ingesta en la media tarde y las cenas sea inferior que en el resto de las comidas.
2. Ejecutivo viajero.
Los traslados frecuentes por motivos laborales ocasionan ciertos transtornos en nuestro organismo que a menudo pasan por el estreñimiento, la dependencia de la oferta gastronómica para comer sano y la dificultad para sacar tiempo para realizar actividad física. Por estos motivos, se deben buscar siempre las opciones integrales. La papaya, la alcachofa, el espárrago y el calabacín son muy recomendables para alcanzar el confort digestivo. No debe faltar tampoco la botella de agua en el maletín.
3. Trabajo por turnos.
En este caso, se sufre el cambio constante de rutina y de ciclos de sueño y vigilia, así como el efecto de las largas jornadas de trabajo. La comida previa al trabajo debe ser consistente debido a que necesitamos el aporte energético para desempeñar nuestra labor. Para favorecer el descanso y regular el sueño, es positivo recurrir a alimentos con alto contenido en triptófano, como las legumbres, los frutos secos, el plátano, la avena, la leche o las almendras.
4. Trabajador activo.
Las personas que desempeñan trabajos que implican un mayor esfuerzo físico deben consumir cantidades suficientes de alimento como para cubrir las demandas de energía de su organismo. Si desarrollan un trabajo físico considerable deben incluir más hidratos de carbono en su alimentación, y se pueden permitir consumir con más frecuencia. Asimismo, los carotenoides y la vitamina A son esenciales para los que trabajan al aire libre: podemos encontrarlos en alimentos como la calabaza, la zanahoria, la naranja, el boniato, los berros, o las espinacas.
El dato.
Esfuerzo. Si se estudia y trabaja, se estará exponiendo a un gran esfuerzo físico y mental que puede aumentar el estrés y afectar nuestro sistema inmunológico.
Diario Expansión de España
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