Pasar de ser un grupo de personas a un equipo de trabajo no es nada fácil y, en el proceso, se hace indispensable la figura del líder.
Para Sonia Igei, especialista en gestión de recursos humanos, un buen jefe se caracteriza por tener una relación personal con sus colaboradores, saber sus necesidades y motivaciones, y propiciar la comunicación.
“El líder está relacionado con la fase de desarrollo del equipo. Por ejemplo, si es que el equipo es nuevo, el líder va a tener que adaptarse, ser más controlador y estar pendiente de todo lo que hace. En cambio, en un equipo que trabaja muchos años juntos y es experto, se necesita un líder que delegue”, explica la catedrática en Sicología del Trabajo.
Cuando hay un cambio de líder, es necesario hacer un diagnóstico de la situación actual del equipo para saber qué estrategias individuales usar al entablar relación con los colaboradores.
“Debe saber cómo está el equipo porque, finalmente, no va a aplicar el mismo tipo de liderazgo (estrategias y tácticas) en un equipo que en otro (…) Hay que conocer el equipo a nivel personal, saber qué los motiva para que él sepa qué hacer. Debe adaptarse para ser el líder que ellos quieren”, señala Igei.
En cuanto a tendencias actuales en el mundo laboral, la profesora de la Universidad de San Martín de Porres (USMP) indica que las empresas se preocupan por formar equipos heterogéneos en género, edad y especialidades.
Asimismo, las organizaciones tienden a desempeñar un rol formador en sus colaboradores, pues los mantienen incentivados no solo con el salario, sino con líneas de carrera y oportunidades de crecimiento.
“Esto tiene un impacto bastante fuerte en el tema de productividad. La satisfacción laboral está relacionada por el compromiso y la identificación del colaborador con la empresa. Si ellos se sienten a gusto trabajando, esto va a tener impacto en la retención”, afirma Igei.