Tomado de The Wall Street Journal
El estrés en el lugar de trabajo es un problema enorme y costoso pero también es algo que se puede solucionar. Conozca algunas prácticas para reducirlo.
1. Iguale la cantidad de personal con la carga de trabajo. Es hora de reducir las tareas por hacer o contratar más personal para compartir la carga de trabajo. Esto marcaría una gran diferencia pero podría ser difícil convencer a quienes toman las decisiones, que piensan que los salarios de los empleados son gastos en lugar de inversiones.
2. Admita la falacia del tiempo cara a cara. Tiempo flexible y lugar flexible tienen más sentido. Ambos factores reduce el tiempo que un empleado gasta en llegar a la oficina, permite que coordine con sus situaciones familiares y que acople las horas laborales a sus ritmos corporales individuales y ciclos energéticos.
3. Controle la tecnología. El uso excesivo de e-mail, mensajes de textos y similares hacen que la gente se ahogue en un océano de mensajes electrónicos y tecnoestrés. Use funciones como “con copia” y “responder a todos” con más conciencia para que dejen de llenar las casillas de correo de los demás. Evite los mensajes múltiples (teléfono más e-mail más texto en un lapso de minutos). Y no use el e-mail para temas complejos o emocionales que requieren un matiz sutil y comunicación cuidadosa.
4. Evite trabajar muchas horas. Investigaciones muestran que la productividad cae luego de unas 40 horas semanales. La gente que trabaja muchas horas no sólo es menos productiva sino que es más probable que dedique menos tiempo a dormir, hacer ejercicio y descansar. El resultado neto es que tienen un problema crónico de agotamiento y menos eficiencia, lo cual los obliga a trabajar más horas para hacer su trabajo.
5. Identifique personas problemáticas y lidie con ellas. Las personas abusivas causan estragos en el trabajo, al poner nerviosos a los compañeros y distraerlos. Los empleadores deben identificar la gente problemática y advertirles que su comportamiento no será tolerado. Darles ayuda si la necesitan (por ejemplo, capacitación en gestión y control de los ataques de ira, o entrenamiento de la sensibilidad). Si no se ponen a tono, despídalos.