Según la firma Penta Analytics, actualmente en el Perú el 27% de los ingresantes a una universidad privada abandonan su carrera en el primer año de estudios.
Aunque advirtió que esa cifra aumentaría al contabilizar el total de alumnos que no terminan una carrera, pues llegan a tasas de deserción al 48%.
Francisco Rojas, CEO de Penta Analytics, explicó que las nuevas tecnologías de almacenamiento, procesamiento y modelamiento matemático de datos permitirían identificar a tiempo los móviles de deserción de los estudiantes para corregirlos.
Ello lograría disminuir hasta en 13% la tasa de abandono de alumnos de primer año y hasta en 7% la de los alumnos más antiguos.
“Esto abre una tremenda oportunidad para una industria que ha crecido en su oferta, demanda y competidores”, comentó.
Mencionó que las instituciones educativas tradicionales están abriéndose a entender estas nuevas formas de gestionar su cadena de valor, sin embargo existe un creciente número de instituciones de educación superior que usan analítica para enfrentar el fenómeno de la deserción estudiantil.
“Las soluciones de Retención Analítica centralizan y usan todos los datos de los estudiantes en términos académicos, financieros, psico socio demográficos para calcular una probabilidad de deserción dinámica” señaló Rojas.
Enfatizó que al conocer la probabilidad de deserción de cada alumno con su respectivo motivo, es posible disponer de alertas tempranas sobre aquellos estudiantes con altas probabilidades de abandonar la institución y sugerir acciones concretas uno a uno para mitigar el fenómeno de abandono.
Para el experto, las causas de la deserción universitaria se deberían a cuatro factores principales: bajo rendimiento académico, problemas financieros, dudas vocacionales y problemas emocionales entre los jóvenes estudiantes.
Sin embargo, advirtió que en los últimos diez años la oferta académica ha aumentado; un factor adicional que explica el crecimiento de estas tasas de abandono.
Agregó que la sociedad actual tiene menos fricciones al cambio, lo que generaría que los jóvenes -y sus padres- sientan menos juicio social ante la materialización de cambios de carrera.