Ahora que entramos a un ciclo expansivo más débil, ¿cree que le faltó importar más maquinaria para y tecnología para que el sector mejore su competitividad?
Importar tecnología, en parte, sí se ha producido. Si uno mira las importaciones peruanas, que han crecido a la par de las exportaciones, las tres cuartas partes de lo que importamos son maquinarias, insumos y bienes de capital, que son para reactivar el aparato productivo. En términos de competitividad, hay dos niveles.
Responsabilidad del Estado, mayor inversión en infraestructura descentralizada, simplificación administrativa. Luego está la iniciativa privada pura, con alianzas estratégicas que han permitido, en algunos sectores como el agro, transferencia tecnológica para mejorar la productividad. Pero no se ha dado en todos los sectores, aquí la crítica es válida porque no ha habido renovación de maquinaria de equipo, no ha habido mayor avance en tema de valor agregado.
¿Se han dado los pasos para que el valor agregado deje de ser una promesa?
Una de las formas de generar acceso al desarrollo de productos con mayor valor agregado en un plazo relativamente corto es con las alianzas estratégicas empresariales, como la promoción de los joint ventures (acuerdos de participación entre dos empresas). Hay países que desarrollan estímulos tributarios directos para las empresas que coinvierten con otra local. Si es una inversión extranjera directa, en algún momento pueden cambiar las condiciones en el país, la empresa agarra sus cosas y se va. Puede que no quede mayor beneficio en el país. Pero si es una coinversión, en ese lapso hay una transferencia hacia el Perú. Si la empresa extranjera se retirar, quedaría ese know how.
Los commodities han impactado en la parte no tradicional, ¿hace falta implementar otras medidas para paliar ese efecto?
Si miras el mapa general de exportaciones y si vemos la experiencia de Costa Rica e Irlanda, que partieron con una estructura parecida a la nuestra, el gran salto lo das cuando –más allá de las medidas de protección de ese sector– no ves tanto la parte tradicional, sino que giras hacia potenciar la parte no tradicional.
Lo que se trabajó en el Perú desde el 2002 ha sido el Plan Estratégico Nacional Exportador 2003-2013. Ahí se aterrizaron 1,215 medidas orientadas hacia competitividad exportadora, y cerca del 74% se ha implementado. Esto evidencia que se mantuvo como una política de estado y ha tenido impacto en la mejora de la competitividad de las empresas peruanas. La idea es ir actualizando ese plan, qué medidas impulsarían una mayor participación de la parte no tradicional sobre el total. Por ahí viene el punto principal.
¿Cómo vamos en exportación de servicios? ¿Hay alguna medición vigente?
Es un poco complicada la medición porque también hay venta de servicios que no queda registrada como exportación. Puedes hacer un trabajo de consultoría en Inglaterra, lo mandas electrónicamente y no queda registrado. Pero sí hay estimaciones y las ve Promperú. Hay un comité de servicio de salud de empresas con 25 clínicas que tiene ISO 9000 y promueven servicios de fertilidad, oftalmología y cirugía plástica. Hay un comité de consultorías y exportación de software. Según la estadística, el Perú ya había superado los US$ 50 millones de esos servicios, estamos excluyendo turismo y transporte, son esos no tradicionales en el sector de servicios con un potencial bárbaro.
¿Hacia qué mercados debería enfocar el Perú su oferta de servicios?
Hay gran potencial en los servicios de salud, que es el turismo médico. Empatas la oferta médica con un paquete de turismo. Promperú tiene el registro y puedes ver la gran cantidad de gente que viene a hacerse liposucción en el Perú. El mercado americano en su conjunto es una plaza de la más atractiva para esto. Lo ves en oftalmología y odontología. Hay un flujo de turistas para ese fin.