No cabe duda de que el crecimiento económico del país en los últimos años ha sido alentador para todos e, incluso, en el actual entorno de incertidumbre, se ha llegado a calificar al Perú como el “milagro económico”. Pero no se puede hablar de éxito en crecimiento, sin desarrollo, es decir sin una mejora en la calidad de vida de los pobladores. Entonces, ¿Cómo se viene avanzado en términos de inclusión social?
El investigador del Instituto del Perú, Richard Webb, señaló que el avance en ese sentido ha sido “mucho mayor de lo que se cree”, y aseguró que la incorporación de las zonas rurales más pobres al comercio -producto de su mayor productividad- ha sido “extraordinaria”.
“Este crecimiento ha ido acompañado de una mejora de la tecnología productiva en general, que tiene que ver con la cercanía a los pueblos y los mejores caminos. (…)Por ejemplo, en los últimos 15 años se ha triplicado la velocidad de expansión de la red vial del país”, refirió.
“Mucha gente va con la idea de que ahí nada cambia, que todo es igual y que la mejora en el país está llegando a las ciudades y no al campo, pero es al revés”, agregó.
Así, tal como lo revela en su estudio “Conexión y despegue rural”, Webb explica que los ingresos promedio de las familias rurales en los últimos ocho años han crecido casi un 6% anual, frente al alza de entre 3.5% y 4% de las familias urbanas. “En el campo están mejorando más rápido que en las ciudades”.
Webb señaló que además de percibir una mejora en la productividad agrícola de estas zonas del país, también se ha diversificado la actividad productiva, donde el transporte, la manufactura y el comercio han ocupado una posición importante.
“Hoy la mitad del ingreso de la familia rural típica ya no es agrícola. Hace 50 años, era por lo menos un 75%”.
Pero el investigador añadió que aún hay muchas necesidades que frenan la mejora en las zonas rurales. Entre ellos destacó la desnutrición, el bajo nivel de educación (sobre todo a nivel secundaria) y salud, y una mejor coordinación entre los diversos niveles de gobierno.
“El empoderamiento de las familias de esta zona ha sido significativo. Pero el problema es que se ha repartido tanto el poder, en diversas instancias de gobierno, y a veces un poder que no es formal político, que es evidente que tenemos problemas para funcionar como una orquesta afinada”, expresó.