¿A qué se debe la caída de la confianza empresarial en los últimos meses?
La reducción de la confianza se vincula a los vientos en contra que vienen del exterior, por la caída de los precios de nuestros principales productos de exportación que podría afectar la rentabilidad de las mineras. También golpea el hecho que China se desacelere. Vemos a las autoridades del gigante asiático dispuestas a aceptar un crecimiento menor, para hacer su economía sostenible. China ya no tiene mucho músculo para implementar políticas de estímulo. No es que pueda aplicar políticas fiscales y monetarias muy expansivas como en el 2008, porque está mostrando fragilidades financieras que podrían exacerbarse.
¿A qué fragilidades financieras se refiere?
Es un problema que está relativamente acotado, pero las autoridades deben actuar. Lo que ha generado preocupación es el crecimiento del crédito, que fue producto de una reacción masiva e intensa para que la economía no se recese luego de la quiebra del Lehman Brothers en el 2008. Implementaron grandes programas de infraestructura, pero luego se ha visto que no todos los proyectos eran rentables. Algunos financiamientos eran opacos, que venían de la banca paralela informal, y generan cierta incertidumbre.
Algunas agencias internacionales ya vienen advirtiendo sobre la existencia de esta banca en las sombras porque no puede medirse con exactitud…
Actualmente, el ratio de créditos sobre PBI en China está por encima del 200%, muy por encima del ratio del 2007. La banca paralela ya representa el 20% del total del crédito. Ahora, también tuvo un efecto positivo porque permitió financiar a la pequeña y mediana empresa, pero hoy los analistas ven con ansiedad que haya subido más allá de lo deseable. Eso genera turbulencia y por eso China ya no está creciendo a 8 o 9%, sino a 7.5%.
China además está buscando incrementar su consumo interno…
El gasto de consumo de las familias en cualquier país es entre 60% y 70% del PBI, pero en China es 35%, es muy bajo. Eso se debe a que tienen mucho ahorro contingente. Los sistemas de salud pública no tienen una buena cobertura ni calidad de servicios. Entonces, las personas prefieren ahorrar para acudir a un sistema privado. Otro problema es que no tiene un sistema de pensiones desarrollado y los jóvenes se ven obligados a sostener a sus padres. Estas cosas están cambiando lentamente. En los próximos años se incrementarán los gastos de las familias.
¿Qué tan fuerte será el aterrizaje de China?
China se va a desacelerar, como le pasa a cualquier economía después de crecer a tasas muy fuertes durante mucho tiempo, como pasó con los tigres del Asia. Algunos dicen que subirá entre 6.5% y 7%, pero igualmente a esa velocidad triplicará su ingreso por habitante al 2030 e implicará nuevas demandas, muchas de ellas intensivas en materias primas. Creo que hay un factor fundamental que nos permite anticipar que no habrá un desplome de los precios del cobre o el zinc. Además, hay otro emergente que tomará la posta al 2020 o 2022 como el país con mayor población en el mundo, que es la India, y que está muy por debajo en urbanización e infraestructura.
Creo que veremos un ajuste cíclico de entender que las economías empiezan a desacelerarse a su ritmo sostenible. El período de liquidez barata ya terminó pues la FED anticipó el recorte de su estímulo monetario. Pero las condiciones están dadas para mantener un buen crecimiento en los próximos años.
¿Los países emergentes se desacelerarán mucho por la turbulencia externa?
Los capitales están saliendo de todos los países emergentes, pero el caso de Brasil es el más preocupante para nosotros siendo una economía cercana de la región y tan influyente. La pregunta es por qué no puede crecer más de 4%. En algún momento creció 6% y parecía que la hacía, pero nuevamente ha tenido resultados mediocres. El año pasado creció 1% y este año atraviesa un proceso de ajuste monetario para enfrentar presiones inflacionarias, así que su crecimiento será relativamente moderado.
Algunos analistas consideran que el gran problema de Brasil es que le falta competitividad e infraestructura, y eso puede ser muy contraproducente para las economías que empiezan a crecer en consumo, pero descuidan la infraestructura. Es importante que eso no nos pase. Otro ejemplo es Chile, que entre 1986 y 1997 creció a una media anual de 8%, y luego de la crisis asiática se desaceleró a un promedio de 4%. Algunos argumentan que no hizo su agenda en infraestructura energética y educación.
Siempre nos comparamos con Chile, pero algunos advierten que no tiene una economía diversificada…
Chile está más complicado, al menos nosotros somos polimetálicos. Ellos dependen mucho del cobre. Tenemos un poquito más de diversificación. Cada vez vemos el desarrollo de más productos manufactureros, no solo textiles y agropecuarios, sino explosivos, químicos, pintura, metalmecánica, entre otros.