“Estamos en un momento histórico para las medianas empresas familiares en el Perú”, comenta Martín Monsalve, investigador de la Universidad del Pacífico (UP). La bonanza económica ha “gatillado” su consolidación, pero aún falta reafirmar su rumbo.
Hoy estas empresas están lideradas por la segunda generación y su ventaja competitiva más clara es la flexibilidad en la producción y comercialización: basan su negocio en “lotes mínimos” para hacer frente a las grandes firmas que prefieren cuantiosos volúmenes por ahorrar costos. Pero están encerradas en la “trampa del éxito”, dice Monsalve.
“Hacen pequeñas innovaciones imitables que les permiten adelantarse a sus competidores por un momento y cuando son igualadas, vuelven a hacer una innovación frugal y así sucesivamente”. Es una carrera constante, pero tienen altas ganancias, lo que se llama “dependencia de trayectoria (path dependence)”.
Ese círculo se rompe cuando deciden ser una gran empresa con ejecutivos no familiares o, lo que es más común, ante un estímulo externo. Esto último viene sucediendo en las medianas empresas con la apertura comercial y el crecimiento económico.
“Para exportar han conseguido certificaciones internacionales y ello ha implicado cambiar la estructura y los procesos de la empresa. Pero no necesariamente para convertirse en una grande, sino para mantenerse como una mediana empresa, pero con más productividad y empleo”, explica Monsalve, editor del libro “Grupos económicos y mediana empresa familiar en América Latina”.
La hora de las medianas
Hay unas 2,786 medianas empresas en el país y representan el 0.2% del total de firmas (el 96.2% son micro y el 0.4% grandes) y el 3% de las ventas totales, según datos del INEI al 30 de junio del 2013. La nueva clasificación dicta que estas alcanzan ventas anuales de entre S/. 6.4 millones y S/. 8.7 millones.
No obstante, la Sociedad Peruana de Pyme refiere que hay 800,000 medianas empresas en el país. Lo que pasa es que no hay un consenso sobre su definición, según el economista de la UP, David Wong, quien también participa en el libro citado.
Él anota que son empresas de entre 50 y 250 empleados que han aplicado “una estrategia razonablemente sofisticada hasta llegar a ser una corporación”. Y para sellar su consolidación, el Gobierno debe fortalecer el marco institucional, como el Poder Judicial para garantizar los contratos.
Wong insiste en que “hay ideas inventadas en estas empresas que aún no son populares en el Perú, como el valor colectivo como ventaja competitiva” y que podrían servir para que las micro y pequeñas empresas pasen a este segmento, que aún es demasiado limitado.