(Reuters).- El Gobierno pragmático de Irán intenta convencer a sus autoridades más conservadoras de la utilidad del acuerdo nuclear alcanzado con las potencias mundiales y uno de los líderes del Congreso de Estados Unidos dijo que hará “todo lo posible” por hundir el pacto.
Mientras Teherán y Washington enfrentan una férrea oposición al acuerdo, el secretario de Defensa estadounidense, Ash Carter, arribó a Arabia Saudita en un intento por tranquilizar a las autoridades locales que temen que su archienemigo, Irán, provoque problemas en la región.
El acuerdo anunciado la semana pasada es un importante logro para el presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo iraní, Hassan Rouhani. Pero ambos mandatarios deben promover la iniciativa entre políticos de línea dura en sus países, que han sido enemigos durante décadas.
En Washington, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se mostró profundamente escéptico.
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“Los miembros del Congreso harán preguntas mucho más incisivas esta tarde cuando nos reunamos con el equipo del presidente, y como un mal acuerdo amenaza la seguridad del pueblo estadounidense, vamos a hacer todo lo posible por detenerlo”, expresó Boehner.
El secretario de Estado John Kerry, el secretario del Tesoro Jack Lew y el secretario de Energía Ernest Moniz tienen previstas audiencias con legisladores en el Capitolio.
Los debates y votaciones en ambas cámaras del Congreso para aprobar o rechazar el acuerdo nuclear con Irán tendrían lugar en septiembre.
En virtud del pacto, Irán aceptó reducir partes de su programa nuclear a cambio de un alivio de las sanciones que han impactado a su economía. Sin embargo, el optimismo generado tras el acuerdo en Viena se está disipando.
El ayatolá Ali Khamenei, la mayor autoridad de Irán, dijo a sus partidarios el sábado en una mezquita que las políticas estadounidenses en la región se oponían en “180 grados” a Teherán, en un discurso marcado por cánticos de “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Israel”.
El Gobierno iraní que negoció el acuerdo también emitió severas declaraciones el miércoles, en un aparente intento por contener las críticas de opositores, entre los que se cuentan las influyentes Guardias Republicanas.
Abbas Araqchi, viceministro de Relaciones Exteriores, dijo que Irán haría “cualquier cosa” por ayudar a sus aliados en Oriente Medio, destacando el mensaje de la República Islámica respecto a que el acuerdo no cambiaría su política antioccidental.
Araqchi, un importante negociador de Irán, también dijo en una conferencia de prensa que cualquier intento por reimplementar las sanciones tras su expiración en diez años constituiría una violación del acuerdo nuclear.
El funcionario hacía referencia a la resolución aprobada el lunes por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para respaldar el pacto. La iniciativa permite que todas las sanciones de la ONU sea restauradas si Irán viola el acuerdo en la próxima década.