REGLA FISCAL. La vigente Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal (LRTF) –el marco legal que regula la expansión del presupuesto público- nos ha sido bastante útil en los últimos tiempos. Aun cuando no siempre se respetó al pie de la letra, esta ley mantuvo los lineamientos generales que le permitieron al país reducir sus niveles de endeudamiento público del 50% del PBI a comienzos de la década pasada a los niveles actuales de 20%. Así, por primera vez, el Perú pudo experimentar un superávit fiscal por tres años consecutivos entre el 2006 y 2008 y por dos años consecutivos en el 2011 y 2012.
Sin embargo, ahora que la casa está en orden, las nuevas circunstancias exigen un enfoque fiscal diferente. Y la ley vigente ha probado ser demasiado rígida como para adaptarse a los cambios macroeconómicos, razón por la cual ha sido modificada con excesiva frecuencia durante la última década.
En este contexto, el MEF ha enviado un proyecto de ley al Congreso para el establecimiento de un nuevo marco macro fiscal introduciendo el concepto de “balance estructural”.
En los últimos años, el Perú se ha vuelto cada vez más dependiente de los ingresos fiscales provenientes de los recursos naturales (minería e hidrocarburos). En el 2000, estos equivalían al 2,4% del total de ingresos fiscales del Gobierno Central mientras que hoy equivalen al 14%. Bajo este esquema, entonces, cualquier variación en el precio de los minerales –que son muy volátiles, por cierto- tiene la capacidad de forzar un rediseño del gasto fiscal.
Para evitar este nivel de incertidumbre, desvincular el componente más volátil de los ingresos fiscales a la hora de planear el gasto es importante. Además, dejar a un costado los ingresos que estén por encima de lo “normal” en tiempos de vacas gordas permite emplearlos en tiempos de vacas flacas, aplicando una política contracíclica.
En teoría, todo suena bien. En la práctica, no obstante, hay un pequeño problema. ¿Qué, exactamente, es “normal”? Para poder discernir el ingreso estructural proveniente de los recursos naturales del “extraordinario” hay que fijar un precio de largo plazo a cada mineral. Algo en lo que consistentemente se equivocan todos los expertos año a año. Encontrar este precio no solo es difícil, es casi utópico; por lo que es necesario conocer los criterios que se emplearán de antemano con el fin de evitar que esta regla se convierta en un instrumento demasiado permisible.