Luis Hidalgo Suárez
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Aunque contradiga el sentido común, el mayor avance en desarrollo humano (crecimiento superior al 50%) del último decenio (2003-2012) se ha registrado en las zonas selváticas cocaleras y donde se desarrolla la minería ilegal en el país.
Así lo señala el último Informe sobre Desarrollo Humano, Perú 2013, “Cambio climático y territorio: Desafíos y respuestas para un futuro sostenible”, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que será presentado hoy en nuestra capital.
“(…) La proporción de provincias de la selva (con crecimientos de IDH mayores al 50%) es demasiado numerosa como para ser calificada de casual. Sin embargo, en este progreso de los que se puede denominar ‘sectores emergentes en el desarrollo humano’, logrado esencialmente a través de ingresos, se advierte la presencia del cultivo, procesamiento y comercialización de la coca y de la minería artesanal –en gran parte ilegal– como fuentes de recursos”, precisa el informe (ver gráficos).
En el otro extremo, se observa una caída en el nivel de desarrollo humano en las provincias que presentan situaciones históricas de privación y con IDH bajos, y en las que usualmente hay poca presencia del Estado (se constata una relación directa entre carencias de servicios públicos y bajo desarrollo). Para ambos casos, el informe recomienda una focalización de las políticas públicas que habilite trayectorias sostenibles de desarrollo humano (ver recuadro).
Ranking
Sin embargo, el ranking del IDH que presenta el informe (bajo una nueva metodología y que comprende a 195 provincias) confirma la visión casi clásica de la distribución del desarrollo económico y social del país: “la costa es privilegiada frente a la sierra y la selva, en especial porque estas últimas regiones han recibido poco respaldo de las políticas estatales, lo que las ha aislado de las ventajas de la capitalización humana y material” (ver gráfico).
Sin embargo, se observan algunas tendencias interesantes que reflejan la forma actual de crecimiento del país. Para empezar, Lima ya no es la provincia con mayor IDH. En seis de las 10 primeras en el ranking se advierte la influencia minera formal e informal (Tahuamanu y Tambopata en Madre de Dios).
Factores
Pero también han repercutido el desarrollo de otras actividades, como la pesca (Santa, Islay y Camaná, Huaura, Barranca y Huaral); la industria y servicios (Lima, Arequipa, Trujillo y Tacna), y de manera singular, la agricultura y el turismo (Cusco, Ica y San Martín).
Detrás de este desarrollo humano, que no es solo costero, está el efecto de mejores salarios en la minería (formal), pesca y agroexportación.
No obstante, el informe constata, una vez más, que (salvo Lima) el desarrollo brota en el país en sectores extractivos de mayor tecnología, “pero esta influencia positiva no tiene aún capacidad de irradiar y crear cadenas internas de producción significativas en escala local y regional y transmitirse a efectos de carácter estructural en salud y educación”.
Y es que, por ahora, en las provincias que exhiben un IDH alto, sobre todo en aquellas que dependen de actividades extractivas, el papel de los ingresos es relevante para definir la posición en el ranking.
El IDH combina tres componentes: (i) vida larga y saludable, expresada por la esperanza de vida al nacimiento; (ii) acceso al conocimiento o logro educativo (la educación pasada y presente) y (iii) nivel de vida digno, representado por el ingreso nacional bruto (INB) per cápita.