(Bloomberg) El desempleo está cayendo prácticamente en todos sitios. Los salarios no suben demasiado en ninguna parte.
Desde York, en el Reino Unido, hasta Montreal, pasando por Osaka y Seattle, es un buen momento para buscar trabajo como integrante de la población activa en muchos países desarrollados.
Las tasas de desempleo en países del Grupo de los 7 como Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Alemania están cerca o incluso un poco por debajo de lo que los funcionarios describen como un mercado de trabajo al límite.
Sin embargo, los aumentos salariales en todo el mundo avanzan a paso de tortuga. Para las economías desarrolladas, esto significa que el ciclo de una remuneración más alta que impulsa una demanda más sólida, después inversión empresarial y, finalmente, un poco más de poder de fijación de precios, resulta difícil de alcanzar.
“Es un misterio”, dijo Torsten Slok, economista jefe internacional de Deutsche Bank AG. “Apenas vemos algo de crecimiento salarial”.
Resolver este acertijo es importante, ya que arroja incertidumbre sobre la salud de los mercados de trabajo mundiales y el rumbo de la política monetaria.
Los bancos centrales, que supuestamente deben ajustar sus tasas oficiales a la inflación, podrían terminar ajustando demasiado y demasiado pronto si infieren que los aumentos en el empleo significan que la inflación está a la vuelta de la esquina.
O, si se centran en los aumentos salariales débiles, pueden terminar dejando las tasas demasiado bajas durante mucho tiempo, alimentando burbujas de activos.
Decisiones sobre tasas
Los funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos concluyen su reunión este miércoles y los mercados están calculando un aumento de la tasa de un cuarto de punto como parte de una normalización gradual de las tasas desde mínimos de crisis.
El Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo darán a conocer sus decisiones este jueves.
Hasta ahora, los encargados de la política han atribuido la insuficiencia de aumentos salariales al poco movimiento económico actual. Pero esa explicación comienza a resultar débil.
En los Estados Unidos, el número de trabajadores atascados contra su voluntad en empleos de tiempo parcial ha vuelto a los mínimos del 2008. En Japón, donde los funcionarios a cargo de la política quieren una inflación más alta, la escasez de mano de obra en los sectores de servicios, tales como el alojamiento y la atención a personas de la tercera edad, no está dando lugar a salarios más altos.
En Canadá, la tasa de desempleo ha caído a un mínimo post-recesión, pero los salarios vienen creciendo en su nivel más bajo en una década y no siguen el ritmo de la inflación.
Incluso en el Reino Unido, donde los aumentos salariales se recuperaron el año pasado, ha habido una desaceleración reciente -que puede deberse en parte a la incertidumbre desde que el país votó a favor de salir de la Unión Europea- y la evidencia indica que los aumentos salariales se contraen en tanto la inflación se acelera.
En Alemania, donde la economía está creciendo a una tasa que supera la tendencia a largo plazo, la ausencia de aumentos salariales considerables puede estar ligada a la antigua restricción de los sindicatos, conscientes de la actitud híper-competitiva del país orientado a las exportaciones en relación con el comercio mundial.
La Oficina Federal de Estadísticas de Alemania informó en febrero que los salarios ajustados por inflación crecieron un 1.8% en el 2016, el nivel más bajo en tres años. Hecho por demás desconcertante dado que Alemania tiene la tasa de desempleo más baja desde la reunificación.