Los expertos de seguridad en vuelo dicen que se comienza a volar con un saco lleno de suerte y otro vacío de experiencia. El mensaje es: procura llenar el segundo antes de que se vacíe el primero.
En Bolsa, se puede comenzar con un saco lleno de dinero y otro vacío de experiencia. Como te descuides, puedes terminar con una pequeña fortuna, partiendo de una gran fortuna.
1. Decisión de comprar
Si pretendemos operar a corto rabioso e ir sacando pequeñas tajadas al mercado, cualquier momento puede ser bueno, siempre que entremos en un valor con tendencia alcista en marcha y que la distancia que le separe de la primera resistencia fuerte sea lo suficiente para recuperar la inversión, cubrir gastos y que quede un margen de beneficios que justifique el riesgo de equivocarnos.
Es la técnica del guerrillero: dar un golpe de mano rápido y salir rápido.
Si lo que se busca es rentabilizar nuestro patrimonio en Bolsa con una inversión a medio (de dos a cinco años) o a largo -entre cinco y diez años- el tema se complica porque cualquier momento no es bueno para iniciar las compras, ya que nos podemos meter en un valor que lleve un largo periodo de tiempo subiendo y cuya tendencia alcista esté agotada o a punto de estarlo.
El riesgo de entrar en ellos, para un inversor con poca experiencia, es altísimo. Serán precisamente estos valores los más comentados en prensa económica o páginas de Internet y los más recomendados por las distintas firmas de análisis y bancos de inversión.
Tenga siempre presente que en ocasiones recomiendan comprar los que ellos ya han comprado.
2. ¿Qué compro?
La selección de valores para comprar debe hacerse partiendo del estudio de los fundamentales de las empresas. No podemos correr el riesgo de comprar un valor al borde de la quiebra o en puertas de entrar en concurso de acreedores.
Y si a la hora de cambiar de coche nos empapamos de las características del vehículo, no podemos invertir miles, o cientos de miles, de euros en un valor sin detenerse a analizar si estás comprando calidad o basura.
Revise balances, cuenta de resultados, hechos significativos .
Estos datos se pueden obtener en las páginas de Internet de las empresas cotizadas que, generalmente, están muy bien y dan una amplia información. Que sea verdadera o esté maquillada, es harina de otro costal.
De los datos económicos de la empresa debemos observar:
1) Si el beneficio neto va mejorando trimestre a trimestre o por el contrario si las pérdidas se van incrementando.
2) Que las deudas a corto sean inferiores al activo circulante con el que hay que pagarlas.
3) Es importante ver el apalancamiento, que evidencia el peso en el balance de la deuda con coste. Las deudas totales no deben superar el 60% del pasivo.
3. Precio de compra
No podemos pagar cualquier precio por una acción. Dicen los viejos bolsistas que el precio que paguemos por una acción nunca será excesivo, si luego encontramos a alguien que esté dispuesto a pagar más.
El problema se plantea cuando somos el último comprador. En todas las subidas siempre habrá alguien que compre el último día.
Hay dos datos importantes que el inversor debe calcular antes de comprar una acción. El primero de ellos es el PER (Price Earning Ratio). Se obtiene dividiendo la cotización entre el beneficio por acción.
El PER varía en función del tipo de empresa y el modelo de negocio. Pero en grandes líneas hablaremos de valores baratos cuando el PER esté por debajo de 10 veces beneficios por acción. Hasta 20 veces es asumible en empresas de crecimiento o tecnológicas. Pagar 30, 40 o más veces el beneficio por acción es una barbaridad que termina pasando factura.
El segunda dato, útil en las salidas a Bolsa, es las veces Ebitda (resultado bruto de explotación) a las que se valora la sociedad. Nueve veces Ebitda es un multiplicador aceptable; 30/40 veces, impagable.
4. ¿Cuándo compro?
Jamás caiga en la tentación de comprar un valor en plena caída, bajo la idea de que ya ha bajado mucho. Éste es un error muy común entre los buscadores de gangas.
Aquí podemos encontrarnos con dos escenarios: que se trate de una caída generalizada del mercado o bien del valor en cuestión.
Las caídas generalizadas son menos peligrosas.
Generalmente están provocadas por razones ajenas a un determinado valor, y cuando la Bolsa, en general, inicia una bajada baja lo bueno, lo regular y lo malo. Pero cuando las causas que desencadenaron la caída cesan, los valores se recuperan al unísono.
Cosa distinta es que un valor comience a caer de forma aislada. El motivo menos grave sería una simple recogida de beneficios, o la decisión de un grupo inversor de aligerar posiciones. El motivo más grave sería que accionistas de referencia dispongan de información privilegiada y sepan que se avecina una situación peligrosa para la empresa.
Sea cual sea el motivo de la caída hay que aplicar la máxima de los viejos bolsistas: Algo tendrá el vino cuando lo bendicen y los valores cuando bajan. En consecuencia, sin un valor está cayendo, no tenga prisa para comprar.
Deje que caiga, ya tocará fondo y se dará la vuelta. Compre siempre valores que hayan detenido la caída, dibujado un buen soporte, o un doble apoyo como el que se observa en el gráfico. Es preferible comprar más caro y hacerlo cuando la tendencia alcista ya esté en marcha.
En síntesis, elija sus valores por factores fundamentales y determine por factores técnicos el momento de entrar o salir de ellos.
5. Momento de vender
Es más difícil vender bien que comprar bien. Y ya no hablemos si se trata de un valor con una alta volatilidad, porque en el primer diente de sierra tendremos la tentación de vender, para contemplar con estupor, tres días más tarde, cómo la curva de precios se ha apoyado en su directriz alcista y reanuda la subida.
Hay analistas técnicos partidarios de colocar a un valor que se mueve al alza un stop profit (stop de beneficios). Nunca he sido partidario de ponerle puertas al campo y limitar los beneficios. Mi máxima siempre ha sido: Deja correr los beneficios y cortar en seco las pérdidas.
Las directrices son el elemento más fiable del análisis técnico. La pérdida de una directriz alcista, que ha venido funcionando durante un largo periodo de tiempo, sobre todo si va acompañada de la perforación a la baja de un soporte, equivale a una voz de alarma ¡venda, ya! Si luego la sangre no llega al río, habrá ocasión de volver a comprar.
La comisión de compra y venta es el precio a pagar para no verse arrastrado en un desplome.
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