Diario La República de Colombia
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Javier Andrés Alzate M.
Trader-Coach-Fundador Edubursátil
Hace un par de meses atrás constituí un crédito con un banco porque en su momento era la entidad que ofrecía la tasa de interés más baja para la línea de crédito que yo buscaba. Sin embargo, tener la tasa más baja no era garantía de buenos procedimientos y buen servicio; aunque en este artículo no evaluaremos el servicio y los procedimientos, sino el cuidado que debe tener usted verificando que las condiciones inicialmente pactadas se cumplan.
Es común que usted se sienta atraído por un anuncio o campaña de algún establecimiento crediticio y más ahora que le dan tanto espacio a las bajas tasas de interés por ejemplo para los créditos hipotecarios el dinero “barato” siempre será una tentación hasta para el más incauto. Y algunos bancos así lo entienden y por ello se aprovechan de la poca formación financiera con la que cuenta un ciudadano de a pie.
Al recibir mi primer estado de cuenta para pagar curiosamente vi que el valor de la cuota era superior a la que había calculado antes de firmar los documentos que formalizaban mi vinculación con el establecimiento bancario. Pensé inicialmente que el seguro de vida (seguro que en la actualidad es obligatorio) de la entidad era el que estaba por encima del mercado. Así qué empecé a indagar sobre el costo de dicho seguro en el banco, al mismo tiempo que lo hacía en otras entidades. No encontré ninguna anomalía o exageración en su rango de valores.
Para cuándo recibí el segundo estado de cuenta los valores seguían iguales y aun no coincidían los mismos sobre los que habíamos pactado. Evaluando en profundidad los detalles de la información sobre la deuda que me registraba el extracto fue que encontré el error que ante los ojos sin formación sería una ingenua pero rentable equivocación.
Decidí tomar la calculadora financiera y buscar la tasa equivalente periódica con los datos que el estado de cuenta me generaba. Para mi sorpresa, mis sospechas salieron a relucir al corroborar que la tasa la cual me estaban cobrando mi deuda era mayor a la que me habían ofrecido cuando decidí tomar el crédito.
En ese mismo instante me pregunte: ¿qué hubiera pasado si yo no hubiera detectado el error?, ¿el banco habría corregido por sí solo la equivocación?, ¿cuántos que no saben cómo corroborar lo que el banco realmente les está cobrando están pagando una obligación ingenuamente más cara? Créanme, que estos “errores” y lo pongo entre comillas, inocentemente pueden ser mucho más rentables que pagar un software o a un equipo de personas que estén verificando diariamente que todos sus créditos cumplan con las condiciones que se pactaron con sus miles de clientes.
Alguna vez leí una interesante afirmación que contenía: “¿Crees que la educación es cara? Prueba con la ignorancia”. Y escribo este artículo con este único propósito, busque darle mayor fortaleza a su formación financiera, pague por cursos, busque libros y documentos que le ayuden en ese mismo propósito en caso que no tenga tiempo para asistir a un curso o a una capacitación. Busque personas que se interesen por talleres financieros, dedique más tiempo para su formación y menos para ver televisión.
Por todo esto, los invito a que indaguen y averigüen por la tasa que actualmente le está cobrando su banco por sus obligaciones actuales una tarea que no les quitará mayor tiempo y que le ahorrará desangre a sus bolsillos.
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