Bloomberg.- La primera vez que Amelia Howells firmó un cheque, tenía 28 años y estaba de pie en una oficina de alquiler de apartamentos en Connecticut, sin saber qué hacer.
La expatriada británica acababa de mudarse a Estados Unidos; nunca había tenido que firmar un cheque en Londres ni durante los siete años que pasó en Suiza.
“Tuve que sentarme junto a una mujer para aprender a hacerlo. Ella pensó que la situación era muy divertida y llamó a todas las otras personas de la oficina para que se rieran un poco”, recuerda.
“En Suiza, ni siquiera tienen cheques. Pagamos todos nuestros alquileres y servicios online, y esto era hace bastante tiempo, a comienzos de los años 2000”.
En una era de teléfonos inteligentes, banca online y transferencias Venmo, EE.UU. todavía no parece poder desprenderse de los cheques de papel.
En la mayoría de los países, las chequeras han seguido el camino de la máquina de fax y el teléfono de disco. Pero su desaparición entre los estadounidenses no llegará pronto.
Los estadounidenses aún recurren a sus chequeras más que los ciudadanos de otros países. En 2015, cada uno de ellos hizo 38 transacciones con cheques, en promedio, según datos del Banco de Pagos Internacionales, el organismo coordinador de los bancos centrales del mundo. Compárese la cifra con cerca de 18 en Canadá, apenas 8 en el Reino Unido y casi cero en Alemania. El único país con cifras cercanas a las de EE.UU. es Francia.
Transacciones electrónicas
Hay, por supuesto, alternativas más baratas, más rápidas y más eficientes. Las transacciones electrónicas se realizan con rapidez, sin necesidad de sello o sobre, y cuestan a sus usuarios un décimo del coste de procesar cheques.
(Una encuesta de 2015 entre las empresas de la Asociación de Profesionales Financieros puso el coste medio de la emisión de un cheque a US$ 3, en comparación con menos de US$ 0.30 para una transacción electrónica).
Eso ni siquiera teniendo en cuenta el reemplazo de las chequeras personales, que puede costarle al consumidor más de US$ 20. Sin embargo, el uso de aplicaciones de pago entre pares para transferir dinero entre cuentas corrientes no genera cargos.
El uso de cheques ha estado en declinación en EE.UU. desde mediados de los años noventa, pero hasta hace una década seguía siendo el método de pago favorito de los estadounidenses, aparte del efectivo.
Y aunque los pagos electrónicos, las tarjetas de débito y las tarjetas de crédito son más populares en estos días, la tasa de disminución de los cheques se ha desacelerado, según un estudio sobre pagos que realizó la Reserva Federal el año pasado.
Los bancos están tratando de llevar a los consumidores a servicios de banca móvil y de usuario a usuario, que son más baratos y más rápidos, como Venmo y PayPal, pero los estadounidenses de mayor edad todavía no están totalmente convencidos.
Una encuesta de la Fed en 2015 encontró que sólo el 18% de los usuarios de teléfonos inteligentes de 60 años de edad o más habían utilizado la banca móvil, frente al 5% en 2011.
Y un informe más reciente de Bank of America encontró que mientras que el 62% de los millennials utilizó servicios entre usuarios, sólo el 20% de la generación de posguerra y el 10% de las personas mayores lo había hecho.
Sin embargo, el 71% de los encuestados cree que los niños hoy menores de 10 años nunca tendrán que aprender a firmar un cheque.