La personalidad de los inversionistas

Especial TU DINERO. A veces la pregunta surge si los supuestos en los cuales se basan gran parte de la teoría económica y financiera moderna, en cuanto a la racionalidad de los individuos, se sostiene en la realidad.

(Foto: Manuel Melgar)
(Foto: Manuel Melgar)

El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica

Crédito: Alejandro Wassiliu

La verdad es que los inversores muchas veces siguen un patrón de decisión en el que predomina la subjetividad y por lo tanto, los resultados obtenidos resultan subóptimos.

La definición de personalidad que nos ofrece Wikipedia es realmente interesante; personalidad: “Patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida, de modo tal que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones poseen algún grado de predictibilidad”.

Esta definición sugiere que el efecto de la personalidad es persistente, es decir que los inversores no sólo nos equivocamos ante la carencia de un proceso de decisión objetivo, sino que además caemos en los mismos vicios una y otra vez. Es por esto que resulta sumamente importante lograr identificar nuestros sesgos conductuales de modo que podamos eliminarlos o al menos aminorar el efecto en nuestras decisiones.

Hay una extensa literatura en las finanzas que se encarga de clasificar estas tendencias conductuales en los individuos. A grandes rasgos se dividen en sesgos emocionales o en errores cognitivos. Éstos últimos más fáciles de corregir, ya que se basan en la calidad de la información y en el procesamiento que se realice a la misma.

Sin embargo, aquellos sesgos emocionales surgen de las actitudes y sentimientos arraigados en el individuo y por lo tanto, son muchos más difíciles de corregir.

Tipos de sesgos emocionales
Dos de los sesgos emocionales más comunes son: aversión a las pérdidas, y exceso de seguridad.

• Aversión a las pérdidas: Destaca la preferencia de los individuos a evitar pérdidas por sobre obtener ganancias y, por lo tanto, el efecto en los portafolios se refleja en no ejercer la venta de posiciones perdedoras aunque sin valor, o por el contrario en la venta anticipada de posiciones ganadoras a pesar de su valor intrínseco.

• El exceso de seguridad: Se refiere a una fe desmedida en las habilidades cognitivas o intuitivas del inversor y muchas veces viene asociado con la tendencia a relacionar los éxitos con nuestra capacidad cognitiva, aunque culpar por las pérdidas a factores exógenos.

El efecto nocivo en nuestros portafolios de estos sesgos emocionales como aquellos errores cognitivos es muy relevante, es por esto que un proceso inversor disciplinado y basado en un análisis fundamental es de crucial relevancia a la hora de generar resultados atractivos y consistentes de largo plazo.

El autor es CFA de Gestión de Activos Pan Latam de BBVA Bancomer

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