El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Muchas personas tienden a hacerlo de manera desordenada; algunas lo derrochan sin control cuando encuentran grandes ofertas, creyendo que comprar bajo este esquema están ahorrando ; otras simplemente se basan en antojos y lo van gastando poco a poco.
El consumismo y los métodos publicitarios
Nuestra sociedad, por su propia naturaleza, es altamente consumista. Está inmersa en una economía de mercado, en donde las empresas no pueden sobrevivir si no son capaces de vender su producto .
Lo anterior ha provocado un desarrollo acelerado de los métodos publicitarios, que toman estudios mercadológicos, psicológicos y sociológicos para promover una gran variedad de productos, servicios y personalidades políticas, lo que provoca que el gran público los desee, los acepte y los compre, aunque en muchas ocasiones no los necesite.
Compras inteligentes
Por razones como la anterior, hoy más que nunca, debemos tratar de convertirnos en consumidores inteligentes; ello significa comprar de la mejor manera posible para que podamos tener más y mejores cosas en nuestro presente, y alcanzar nuestros objetivos futuros, de acuerdo con nuestro nivel de ingresos.
Para convertirse en un consumidor inteligente, contrario a lo que muchos piensan, no se requiere de mucho tiempo ni esfuerzo. hoy en día Internet nos permite buscar, comparar y ubicar la mejor oferta del mercado sin tener que salir de casa; sin embargo, tenemos que tener siempre presente que nunca hay que valorar el precio en sí mismo, sino la relación precio–calidad de lo que se nos ofrece.
Ser consumidor inteligente también significa tener prioridades muy claras y ejercer nuestro consumo en concordancia con ellas, conocer nuestros hábitos de consumo y tomarlos en cuenta a la hora de presupuestar, recordando que no se trata de limitarnos, sino de dirigir nuestro dinero a aquellas cosas que verdaderamente queremos lograr o necesitamos.
Por ello es que lo más recomendable es llevar un registro de gasto (puede ser en una libreta o en alguna de las muchas aplicaciones que existen para nuestro smartphone). Yo utilizo el software You Need a Budget, que también tiene una aplicación móvil, porque es la solución que me funciona.
Tener un registro de nuestros gastos nos permite saber en qué gastamos nuestro dinero, pero más allá de eso, nos facilita el trabajo de hacer un presupuesto con una metodología que funciona realmente (de la que ya he hablado en este espacio y que volveré a ilustrar pronto). La idea no es necesariamente apegarnos al pie de la letra, sino utilizarlo como una herramienta para tomar decisiones.
Para contemplar gastos irregulares sin que nos lleguen de sorpresa, planear compras mayores o simplemente para decidir qué tenemos que sacrificar para comprar algún artículo que está en oferta.
Una buena planeación es igual a ahorro
Con una buena planeación podemos obtener ahorros importantes. Por ejemplo, sabemos que los juguetes siempre se ponen en oferta justo después de las fiestas navideñas, cuando termina la temporada alta. Se pueden obtener extraordinarias ofertas al viajar si se hace la planeación y la compra con bastante anticipación, o si se viaja fuera de la temporada alta.
Por otro lado, podemos aprovechar mejor nuestro dinero si nos damos cuenta de qué tanto de nuestro dinero se nos va en cosas pequeñas, como por ejemplo cuanto gastamos en ir por el café o por la torta cada mañana a la tienda de la esquina.
Puede ser una cantidad grande que podríamos destinar hacia otras cosas que sean más importantes para nosotros. Saberlo es lo que nos permite tomar la mejor decisión para nosotros.
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