(Bloomberg).- En el papel de Richard Hendricks, el genio codificador devenido máximo responsable de una esforzada startup en la comedia Silicon Valley, de HBO, el actor Thomas Middleditch navega por un mundo tecnológico traicionero donde todos proclaman que están haciendo del mundo un lugar mejor.
En los últimos 12 meses, él mismo ha empezado a invertir en compañías tecnológicas de Silicon Valley, también en busca de ideas para mejorar el mundo. En momentos en que transcurre la cuarta temporada del programa, dialogamos con el canadiense a los efectos de descubrir cómo gana la mayor parte de su dinero de capital de riesgo.
¿Cuándo se le ocurrió invertir en tecnología?
El año pasado. En el programa tenemos un par de consultores y les pregunté con quién debería hablar. Soy piloto, de modo que puedo volar hasta el Valley si nuestra agenda me lo permite. Para mí, reunirme con distintos ejecutivos de Silicon Valley es algo que está a un correo electrónico de distancia. Esta vez tuve más reuniones que lo previsto.
¿Cómo decide en qué invertir?
Mi nuevo abordaje fue presentar mis áreas de interés. Una es la aviación, pero lo principal era el medio ambiente, cosas como crear deliciosas hamburguesas sin carne, como las de la gente de Beyond Meat, con la que podría llegar a trabajar, o WaterFX, una compañía desalinizadora solar que convierte agua salobre en agua potable y de la que soy uno de los fundadores. Invertí en una compañía llamada Wright Electric.
Hace que la aviación eléctrica de pasajeros de corta distancia tenga una autonomía de 400 millas náuticas: Washington a Nueva York, San Francisco a Los Ángeles. Pero no puedo escuchar propuestas las 24 horas del día. Encontré a un hombre en Kleiner Perkins, Brook Porter, que creó un fondo verde. Va a ser mi primera incursión como capitalista de riesgo.
Veremos cómo sale. En dos años podría concluir que fue un completo error. En realidad, llevaría más tiempo. Llevará siete años, pero ya han visto historias de personas que hicieron esto y ahora no tienen nada.
No es solo ver o escuchar historias de ese tipo. Narran esa historia todas las semanas en televisión.
Así es. La idea es tener una cartera diversificada. Tengo bienes raíces; a ese sector se vuelca la mayor parte de mi dinero. Tengo algo en acciones en una IRA. Pero para cuando me retire, el mercado se habrá derrumbado una o dos veces. Es demencial, y la desregulación aumentará.
No me genera confianza. La verdad es que tampoco me gustan mucho los fondos comunes de inversión. Rara vez se sabe el destino del dinero a menos que se haga una profunda investigación sobre todas las acciones en cuestión. No quiero dar mi dinero a Koch Brothers ni a Shell porque pienso que suponen un retroceso para la sociedad. A muchos no les importa el destino del dinero, pero a mí sí. Me gusta que en Silicon Valley haya innovación y altruismo.