La triste historia del ruso que aspiraba a ser Jack Ma

Maxim Nogotkov -quien construyó Svyaznoy, una red de tiendas de teléfonos móviles y electrónicos, y cuenta con un banco, joyerías y una tienda de e-commerce- hoy ya no puede pagar sus deudas a las que se hizo acreedor para formar su imperio.

Maxim Nogotkov fundó su primera empresa a los 14 años. (Foto: Bloomberg)
Maxim Nogotkov fundó su primera empresa a los 14 años. (Foto: Bloomberg)

(Bloomberg View).- Cuando le pregunté a Maxim Nogotkov -el hombre que hasta hace poco iba rumbo a convertirse en el Jack Ma ruso- si las políticas actuales de Rusia tenían algo que ver con el hecho de que sus acreedores se quedaran con su imperio minorista, me respondió con firmeza “No”. ¿Pero es cierto eso? Escuchen su historia y saquen sus propias conclusiones.

Nogotkov, actualmente de 37 años, fundó su primera empresa a los 14, vendiendo teléfonos con identificación de llamada por correo. Más tarde, construyó una red de tiendas de teléfonos móviles y electrónica, Svyaznoy, que el año pasado tuvo un volumen de ventas de 500,000 millones de rublos (US$ 15,200 millones al tipo de cambio de fines de 2013).

A fines de la década de 2000, conforme los operadores rusos de telecomunicaciones empezaron a absorber el mercado telefónico minorista, Svyaznoy diversificó sus actividades lanzándose al sector de las transferencias de dinero y los pagos y más adelante a la banca.

Nogotkov compró un pequeño banco, le puso el nombre de Svyaznoy y comenzó a organizar activamente un negocio de depósitos y préstamos al consumo, utilizando su red de 2,500 locales.

En 2010, Nogotkov adquirió una franquicia para abrir joyerías Pandora en Rusia y en 2011 apostó a liderar el comercio minorista ruso online. Enter, su tienda online que vende prácticamente lo mismo que Amazon.com salvo libros, tenía una red de salones de exhibición físicos que apuntaba a alejar a los rusos de la forma tradicional de comprar.

En 2013, la edición rusa de Forbes calculaba la fortuna de Nogotkov en US$ 1,300 millones, lo que hacía de él la 82ª persona más rica de Rusia. Juntas, Svyaznoy y Enter están primeras o segundas entre los minoristas electrónicos de Rusia, según quién haga la cuenta.

Nogotkov me dijo que el modelo de negocios de Alibaba, que se centra tanto en el comercio minorista como en los servicios financieros, era algo en lo que se había inspirado.

Pero Nogotkov edificó su imperio con dinero prestado y ya no puede pagar sus deudas. Ahora, casi todo lo que construyó a través de los años está pasando a manos del grupo Onexim del multimillonario Mikhail Prokhorov y el fondo de pensiones del monopolio estatal de ferrocarriles de Rusia.

El objetivo, me explicó, era saldar las deudas con Onexim y una serie de entidades subsidiarias del Estado vendiendo acciones de los proyectos del grupo Svyaznoy a inversores de capital riesgo.

Sin embargo, los inversores extranjeros perdieron el interés después de que Rusia anexó la península ucraniana de Crimea en marzo pasado. Nogotkov necesitaba captar efectivo para pagar sus deudas con Onexim y otros, y empezó a negociar la venta de las tiendas de telefonía móvil a MTS, uno de los tres operadores inalámbricos nacionales de Rusia.

Modalidad de crisis
Entonces, el 16 de setiembre, Vladimir Evtushenkov, fundador de Sistema, la empresa controlante de MTS, fue acusado de participar en la privatización ilegal de una compañía petrolera y se le dictó prisión domiciliaria. Sin el visto bueno de Evtushenkov, la operación de Svyaznoy se paralizó y Nogotkov de pronto se quedó sin los medios para financiar sus deudas.

Como los mercados están prácticamente cerrados para los prestatarios rusos debido a que las sanciones occidentales contra Rusia hacen que los bancos internacionales sean sumamente cautelosos, el ejecutivo no pudo recurrir al financiamiento externo, y los bancos rusos ya estaban funcionando en modalidad de crisis.

El propio banco de Nogotkov estaba en situación precaria en tanto los préstamos en mora crecían más rápido de lo esperado, y otras instituciones financieras enfrentaban presiones similares.

Además, con el petróleo en baja, no había certeza de que los proyectos minoristas de Nogotkov pudieran seguir creciendo. Svyaznoy y Pandora superaban cómodamente los resultados del año pasado, dijo, fundamentalmente porque no se apresuraron a aumentar los precios para compensar la rápida devaluación del rublo y la gente compraba electrónica y joyas antes de que los precios inevitablemente subieran. Pero ese efecto era temporal por definición.

A esta altura, no pude evitar recordarle lo que había dicho cuando empezamos a hablar: que la situación no tenía nada que ver con las políticas de Rusia. Sólo se rió.

Crisis política
La historia de Nogotkov es quizá la más visible de otras miles. La semana pasada en Moscú, oí relatos dramáticos similares en boca de varios pequeños empresarios que se habían visto obligados a cerrar o vender compañías que habían tardado años en edificar.

Como no tenían relación con el Estado, no podían recurrir a soluciones de emergencia como la diseñada para el coloso petrolero Rosneft: la semana pasada, importantes bancos rusos le prestaron el equivalente a US$ 10,800 millones a través de una emisión de bonos que de inmediato ingresó a la lista del banco central de garantías aceptadas contra financiamiento directo.

Eso fue prácticamente financiamiento directo, algo con lo que las empresas privadas no pueden siquiera soñar… pero también algo que puede afectar su negocio al provocar más inflación y hacer caer el tipo de cambio del rublo.

“Esta no es una crisis económica, es una crisis política”, me dijo el máximo responsable financiero de un banco privado ruso. “Todos dependemos de las decisiones del zar”.

Nogotkov, por su parte, no tiene interés en hacer negocios tradicionales en estas condiciones. Una vez que se resuelva la situación de su deuda y se deshaga de los activos que hasta hace poco lo hacían multimillonario, piensa concentrarse en Yopolis, plataforma social que él financia y que busca coordinar proyectos de voluntarios y actividades civiles. La idea de que las personas se unan para hacer cosas que el Estado no hace por ellas de pronto es más atractiva que nunca.

Sin embargo, Nogotkov no se ha convertido en un disidente rencoroso. Aunque apoyó a Mikhail Prokhorov en 2012 cuando compitió con Vladimir Putin por la presidencia de Rusia, no ve a Yopolis como un proyecto político.

Ni tampoco está dispuesto a apoyar una revolución como la que se produjo en Ucrania este año: tiene familia en la ciudad del este de Ucrania de Mariupol, cercana a la zona de conflicto, y esta no se ha beneficiado con el levantamiento. El fundador de Svyaznoy pronostica que Rusia se recuperará económicamente como lo hizo después de la suspensión de pagos de la deuda y la devaluación de 1998.

No obstante, la pérdida de empresarios como Nogotkov con el tiempo podría contribuir más a la caída del régimen de Putin que cualquier actividad subversiva. Sin ellos, Rusia no sería una economía capitalista basada en el mercado, y sus probabilidades de supervivencia como otra cosa son tan limitadas como lo fueron antes las de la Unión Soviética.

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