El sutil, pero firme poder del asistente de un CEO

El papel que desempeñan los asistentes de los presidentes ejecutivos puede ser fundamental para el buen desempeño de las empresas, pese a que el trabajo de estos puede ser ingrato y a menudo tiene un coste para sus vidas personales.

Anikka Fragodt jugó un papel fundamental como asistente de Mark Zuckerberg. (Reuters)
Anikka Fragodt jugó un papel fundamental como asistente de Mark Zuckerberg. (Reuters)

Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

Una carrera que antes era considerada de menor nivel, hoy toma impulso. Está bien pagada y además significa una red de contactos de alto perfil.

Si a D’Andra Galarza la visitara la muerte, la vida que transcurriría frente a sus ojos sería la de su jefe, un ejecutivo de NBC Universal. Después de trabajar 10 años como asistente de Edward Swindler, levantarse a las 4 de la mañana para asegurarse de que este no pierda un vuelo y mantener siempre la oficina abastecida con sus snacks favoritos, Galarza sabe bien cuál es su papel.

“Trabajas muy duro para que ellos puedan brillar y hacer mejor su trabajo. Eres como la madre detrás del escenario”, asegura. Las personas que arman las agendas y velan por el mundo corporativo son casi invisibles, pero tienen un profundo efecto en la vida de los ejecutivos para los que trabajan.

Poder
Realizan todo tipo de tareas, desde reservar viajes de negocios, comprar regalos de aniversario y coordinar el cuidado de las mascotas, hasta asistir a reuniones de alto nivel y decidir quién puede y quién no reunirse con su jefe.

El trabajo puede ser ingrato y a menudo tiene un coste para sus vidas personales, pero estos empleados ejercen una influencia sutil en los niveles más altos de una empresa, y tienen una cantidad nada despreciable de poder.

La suerte de los asistentes suele depender de la trayectoria de sus jefes. Si éste es despedido, el asistente puede terminar en un limbo o trabajando para alguien de menor rango. Pero en una era en la que la automatización absorbe muchos puestos administrativos, los asistentes son valorados por su conocimiento de los negocios y son tratados como la contraparte del jefe.

Nueva tendencia
Ahora, un nuevo grupo busca enfatizar la parte ejecutiva de los asistentes, cuidar y consentir a estos trabajadores con fiestas en discotecas, sesiones de spa e incluso una serie de conferencias que se realizaron el pasado mes en Nueva Jersey.

Entre las sesiones programadas, aparecían yoga y meditación para el asistente ejecutivo o un relato de un jefe sobre cómo su ayudante salvó a la empresa tras la supertormenta Sandy.

Victoria Rabin, fundadora de la Organización de Asistentas Ejecutivas de Estados Unidos y exasistente en un fondo de cobertura de Londres, afirma que el empleo merece cierto caché porque ser asistente es una “carrera increíble” que exige tener una “cierta raza”.

Fundado en 2012, este grupo con sede en San Francisco tiene unos 1,000 miembros, todas mujeres, que pagan entre US$500 y US$1,500 al año para acceder a eventos, seminarios online y hasta a un mentor personal.

Las asistentes necesitan apoyarse entre sí, dice Rabin, porque hay pocas personas que puedan entender las exigencias de su empleo.

Celebridad
Anikka Fragodt es considerada una celebridad en el campo de las asistentes ejecutivas. Hasta el pasado mes de marzo era la mano derecha de Mark Zuckerberg.

Durante más de siete años, planeó toda clase de eventos, desde una fiesta con togas para 350 personas con 48 horas de anticipación hasta la boda secreta del fundador de Facebook.

Fragodt también asistía a Zuckerberg en los negocios, al ayudarle a prepararse para reuniones y mantener contactos con otros empleados para asegurarse de que comprendían lo que él les exigía. Además, adoptó las características sudaderas con capucha de su jefe y afirma que podía anticipar muchas de sus necesidades con una mirada.

“No es como en los días de Mad Men, donde la secretaria usa una falda, prepara el café y hace lo que se supone que tiene que hacer”, dice Fragodt. “Nosotros vamos a las reuniones y representamos al ejecutivo, la relación es más sólida”, añade.

“Anikka me ayudó a ser un mejor presidente ejecutivo”, dijo Zuckerberg en un email sobre su exasistente. En su último año en Facebook, Fragodt, de 44 años, ganaba US$135,000 anuales más una bonificación del 30%. Ahora, ha pasado los últimos meses trabajando a media jornada y realizando labores de voluntariado mientras evalúa su próximo paso en el terreno laboral.

Melba Duncan, presidenta de Duncan Group, una firma de capacitación que recluta asistentes ejecutivos de alto nivel, dice que los mejores ayudantes se sumergen en las empresas para las que trabajan. Por su parte, los ejecutivos que comparten con sus asistentes datos confidenciales, como cuentas de email, sostienen que las relaciones funcionan mejor cuando hay confianza y una comunicación constante.

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