Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), poco más del 2% de la población mundial muestra habilidades intelectuales, lo que podría llevar a calificarlos como superdotados. Sin embargo, muchos pierden estas condiciones porque se ignora cómo reconocer esos signos.

La Nación anota que los niños con inteligencia superior suelen plantear temas que normalmente serían abordados por adolescentes y hasta se llevan mejor con estos que con personas de su edad. Además, con frecuencia hacen preguntas que tienen que ver con conceptos abstractos.

Por lo general, detalla el diario, son chicos muy sensibles, éticos y que viven en un mundo donde reina el pensamiento abstracto y la constante exploración. En general, tienen buena conducta en sus casas, a pesar de que a veces pueden ser hiperactivos, aunque también retraídos.

De esta forma, se encontrará a niños que se comportan como pequeños señores grandes, con tanta precocidad que pueden aprender a leer sin ayuda e incluso hablar otro idioma sin un instructor personal.

No obstante, el problema más grande que presentan estos niños suele darse cuando comienzan la escuela, pues existen profesores que no están preparados para atender a estudiantes con estas características.

Por ello, es importante que los padres y los maestros no presionen a los niños, pues la inteligencia se puede “entrenar”, mientras que el coeficiente intelectual es algo con lo que se nace y no se forma con práctica.

Lo importante es que los padres, frente a estas inquietudes de sus hijos, por más adelantadas a su edad y extrañas que parezcan, les den respuestas, aunque lo primordial debe ser que busquen ayuda especializada.