(Bloomberg) Mientras el sábado los investigadores comenzaban a analizar un vuelo de prueba fatal de Virgin Galactic, la empresa de Richard Branson, los fabricantes y los reguladores evalúan las posibles consecuencias negativas para sus planes de turismo suborbital y la decisión del gobierno de los Estados Unidos de poner en marcha taxis espaciales comerciales para que entren en órbita más adelante en la década.
“Esto pone el foco de atención en qué significa que haya personas a bordo de estos vehículos de lanzamiento”, dijo Loren Thompson, analista de la industria aeroespacial y asesor de Lockheed Martin “Casi inevitablemente significa que los directores de los programas del gobierno serán más cuidadosos y más conservadores, lo que habla de un enfoque lento en la utilización de esta tecnología”.
El sector espacial ya se había visto afectado por el fracaso de un cohete no tripulado de Orbital Sciences el 28 de octubre. Después se perdió el SpaceShip Two de Branson el 31 de octubre en el Desiero de Mojave en California, causando la muerte de un piloto y lesiones a otro.
“Si bien no se trató de una misión de la NASA, todos los hombres y las mujeres que han dedicado su vida a la exploración sentirán el dolor de esta tragedia”, expresó en una declaración Charles Bolden, titular de la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio. “Los vuelos espaciales son increíblemente difíciles y elogiamos la pasión de todos los integrantes de la comunidad espacial que corren riesgos para ampliar las fronteras de las hazañas humanas”.
Alegría por los contratos
Hace poco más de un mes, Bolden y la NASA presentaron como un triunfo la asignación de contratos por valor de US$ 6,800 millones a Boeing Co. y la compañía Space Exploration Technologies de Elon Musk para transportar a los astronautas a la Estación Espacial Internacional.
Ahora la actividad incipiente de los vuelos espaciales privados se enfrenta a otra investigación para determinar qué salió mal. La Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos está a cargo de la tarea con el apoyo de la Administración Federal de la Aviación, que otorga las licencias para las operaciones espaciales comerciales.
El presidente de la NTSB Chris Hart y un equipo de investigadores iniciaron su trabajo en California el sábado. Después de celebrar una breve conferencia de prensa, comenzaron a revisar los datos de vuelo, entrevistando a testigos y recorriendo el desierto en busca de los pedazos de la nave que cayeron a tierra.
El accidente podría significar un retraso de tres a cinco años para el programa de Virgin Galactic de transportar pasajeros fuera de la atmósfera terrestre, dijo Michael Blades, analista aeroespacial y de defensa de Frost Sullivan, firma de investigación de mercado de Nueva York. La compañía tendrá que averiguar qué fue lo que no funcionó y luego demostrar a los reguladores por medio de pruebas que el error no se repetirá.