En la búsqueda por el posicionamiento en la mente del consumidor, algunas marcas apuestan por mensajes impactantes y sacrifican su “esencia”, logrando confundir al público.

Como señala la publicista Luciana Olivares en un artículo de opinión, “lograr impacto es obligación, pero no a costa de olvidar quién eres como marca”.

Ximena Vega, vicepresidenta ejecutiva de FCB Mayo, recuerda el spot del “monstruo en computación” de IDAT y la limonada Marcos por su contenido y nivel de producción.

Julio Centurión, de la agencia Shock MKT, recuerda a los spot publicitarios de Claro sobre la canción del verano y Bismutol.

Por su parte, Roberto Rubio, de la agencia Inside, recuerda el comercial de frunacatoinga de la fruna D’Onofrio y el de turrones San José con la frase “Suaveciiiito”.

“También están aquellas campañas cuya historia es recordada con claridad, pero no se tiene ni idea de para qué marca fue hecha. Esa es la peor inversión que puede hacer una marca”, indica Vega.

La publicitas de la agencia Mayo sostiene que el éxito de una campaña no tiene relación necesariamente de su antigüedad.

“Claramente hay mejoras tecnológicas, de producción y realización que hoy son superiores, pero incluso en la época de la publicidad en vivo, hace décadas y de modo rudimentario, el contenido inteligente, pertinente y relevante a la marca era lo que determinaba la calidad de una campaña y la aceptación de la gente”, indica.