Selva amazónica brasileña podría perder a su más generoso protector, Noruega

Noruega, que debe su prosperidad a la producción de hidrocarburos, aportó hasta el momento US$ 1,100 millones al fondo de protección de la selva amazónica creado por Brasil en el 2008.

(AFP) La selva amazónica brasileña, “pulmón del planeta”, corre el riesgo de perder a su protector internacional más generoso, Noruega, que se muestra inquieta por su deforestación.

Noruega advirtió que, de seguir así, en un futuro la ayuda podría quedar reducida a cero.

“He expresado mi inquietud hoy en relación al hecho de que la deforestación en Brasil aumentó sensiblemente”, declaró la primera ministra noruega Erna Solberg, durante la visita del presidente brasileño Michel Temer.

“Una aceleración documentada de la deforestación provocará una reducción de los pagos de Noruega”, agregó.

Noruega, que debe su prosperidad a la producción de hidrocarburos, aportó hasta el momento US$ 1,100 millones al fondo de protección de la selva amazónica creado por Brasil en el 2008 para luchar contra la deforestación, uno de los factores que influyen en el calentamiento global.

El aporte anual de Noruega fluctúa en función del ritmo de deforestación comparado al promedio observado en la década anterior, según un método de cálculo establecido por las propias autoridades brasileñas.

“En el 2017, el aporte se va a dividir más o menos por dos, incluso un poco más”, dijo a la prensa la ministra noruega de Clima y Medio Ambiente, Vidar Helgesen.

“De mediados del 2015 a mediados del 2016, se registró una aceleración de la deforestación. Eso se traduce en menos aportes en el 2017”, dijo.

Tras algunos progresos notorios, la deforestación se aceleró en los dos últimos años en Brasil y aumentó un 24% en el 2015 y un 29% en el 2016, según datos oficiales de observación por satélite.

En el 2016, casi 8,000 kilómetros cuadrados de selva -el equivalente de la superficie de la Ciudad de México- desaparecieron debido a la actividad ganadera y agrícola.

Durante varios años, el aporte noruego fue de unos 1,000 millones de coronas (unos US$ 118 millones al cambio actual) anuales.

Pero en el 2016 se redujo a 850 millones de coronas y este año el recorte será aún mayor, avisó Helgesen.

En una carta enviada este mes a su homólogo brasileño José Sarney Filho, Helgesen advirtió que en el caso de una nueva aceleración de la deforestación, “incluso modesta”, el aporte noruego podría caer a cero.

“Si no se cumplen los objetivos habrá menos pagos y llegado el caso ninguno”, confirmó por su parte la primera ministra Solberg, que descartó cualquier renegociación del acuerdo con Brasil, vigente hasta el 2020.

La primera ministro señaló que “existen fuerzas en Brasil que desean debilitar la legislación de medioambiente y reducir los espacios protegidos”.

Los responsables brasileños afirman por su parte que se movilizan para frenar la tendencia negativa.

Temer, que fue recibido con pequeñas manifestaciones, alegó que vetó en dos ocasiones medidas que habrían reducido en unas 600,000 hectáreas las zonas de protección de la selva amazónica.

Para Greenpeace, se trata de simples maniobras destinadas a salvar las apariencias. La organización de defensa del medioambiente teme que el contenido de estas medidas se retome en un próximo proyecto de ley.

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