Todo el mundo quiere saber el secreto de Silicon Valley. El Financial Times, en tres libros por cuatro emprendedores tecnológicos de gran éxito e inversionistas, revela algunas de las respuestas, sin embargo, no espere estar de acuerdo con éstos sobre cómo se debe proceder para ganar su primer billón.
La creación de una gran puesta en marcha, al parecer, es un juego cerebral de ajedrez, uno que no vale la pena jugar a menos que usted haya pensado en la forma en que va a ganar incluso antes de empezar. Puede llegar a ser también principalmente un ejercicio en la organización de un gran número de creativos -incluso brillantes- que nunca se ha logrado antes en la historia de los negocios.
Como esto sugiere, no existe una fórmula sencilla. El emprendimiento es, por definición, uno de los grandes ejercicios pragmáticos, así que libros de “How-to” pueden llevarte no muy lejos.
“Las ‘mejores prácticas’ de hoy llevan a callejones sin salida, los mejores caminos son las nuevas y que no se han probado”, escribe Peter Thiel (co-fundador de PayPal y Palantir, inversor de fondos de cobertura, capitalista de riesgo y director de Facebook). Pero el asesoramiento colectivo y -lo más importante- las experiencias de primera mano de algunas de las figuras de mayor éxito de Silicon Valley de los últimos 15 años, sin duda proporcionan algunos consejos.
En Zero to One, Thiel hace que los negocios de puesta en marcha (start-ups) suenen casi de forma mística: “mediante la creación de nuevas tecnologías”, dice, “volvemos a escribir el plan del mundo”. De la nada viene la puesta en marcha (de ahí el título del libro). El espíritu empresarial requiere, más que nada, pura energía creativa: no sólo la originalidad, pero la concentración intelectual y determinación para tener éxito, a veces aparentemente contra todo pronóstico.
Thiel es el contracorriente definitivo. Piense en algo que usted cree que nadie más lo hace, él recomienda, y luego vaya y haga un negocio con él. Vaya a lo grande o vaya a casa.
En How Google Works, de Eric Schmidt -ex director ejecutivo de la empresa- y Jonathan Rosenberg -ex jefe de desarrollo de productos-, cualquier debate sobre estrategia competitiva está enterrado rápidamente. Los autores restaron importancia a las cosas que hicieron para contrarrestar Microsoft como simples “puntos tácticos”, y en lugar dieron con cómo el centrarse en el producto y la entrega de la mejor experiencia de usuario han sido las claves para mantener al gigante tecnológico a flote.
Schmidt y Rosenberg ponen mucho de su énfasis en las personas: cómo contratar, capacitar, motivar, organizar, recompensar el talento necesario para dirigir una empresa como Google.
Tienen una regla simple para cualquier empresa en el mundo de la tecnología: doblar en los ingenieros. Manteniendo esto en mente en momentos en que la estrategia de producto de Google estaba en peligro de encontrarse muy “hinchada”, afirman haber mantenido la compañía centrada en la verdadera innovación.